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Zapatero y Chirac analizan hoy en Zaragoza la cooperación en la lucha antiterrorista

El Gobierno español espera un gesto del presidente francés en las conexiones transpirenaicas

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de Francia, Jacques Chirac, viajan hoy a Zaragoza para celebrar la XVII Cumbre hispano-francesa, un encuentro llamado en principio a consolidar un avance político en el gran problema estructural de estas relaciones, que son las conexiones transpirenaicas. Los atentados terroristas de ayer de ETA hacen prever, sin embargo, que el interés de esta cumbre bilateral se centrará, sobre todo, en lo que los líderes digan acerca de la cooperación antiterrorista entre España y Francia.

Madrid y París viven, sin embargo, más de una década de óptimo entendimiento en la persecución de etarras, y ahora lo están ampliado a la nueva amenaza común del terrorismo islamista. Las detenciones, el pasado 3 de octubre, en el suroeste francés, de Mikel Albizu Iriarte, Antza, y Soledad Iparragirre, Anboto, presuntos dirigentes máximos de la banda, es el resultado reciente más espectacular de esa colaboración, que parece estar llevando a los terroristas a un punto irreversible de derrota.

Pero todo es siempre mejorable, como demuestra la creación, el pasado 16 de septiembre, del primer equipo conjunto de investigación para temas específicos, por el que policías españoles podrán perseguir a sospechosos de terrorismo en Francia con las mismas facultades que sus colegas franceses. El acuerdo para constituir estos equipos, al amparo de una normativa europea, fue cerrado por Chirac con el ex presidente José María Aznar en la XVI Cumbre, celebrada el 6 de noviembre del año pasado en Carcasona. El compromiso no se aplicó hasta la llegada al Gobierno de los socialistas.

Para calibrar la mejora de relaciones consecuente con lo que Zapatero describió como "el retorno de España al corazón de Europa" habrá que esperar a ver cuál es la voluntad de París para resolver las conexiones transfronterizas, ya que la cooperación antiterrorista no ha cedido nunca a las tensiones políticas.

En este sentido, durante la reunión ministerial preparatoria de esta cumbre celebrada en septiembre en Barcelona, las dos partes se preocuparon de asegurar que el deshielo tras la etapa de Aznar y su protagonismo en las divisiones europeas está teniendo consecuencias muy concretas, como el inicio de las obras del túnel para el AVE Figueras-Perpiñán, la constitución de la sociedad que explotará la línea de alta velocidad Dax-Vitoria, que conectará la Y vasca con Francia, o los proyectos de mejora de la salida del túnel de Somport. Estos datos, según los franceses, deberían bastar como garantía de que se va a corregir la escasa importancia que se dio a las comunicaciones con el sur en el plan de francés de infraestructuras del año pasado.

La nueva línea eléctrica

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La cumbre de este año podría aportar alguna novedad en el tendido de una nueva línea eléctrica de 400.000 voltios entre España y Francia, indispensable para que funcione el nuevo AVE, pero también para que España pueda importar electricidad de Europa. Se trata de un viejo objetivo, más acuciante a medida que se aproxima la fecha de 2006, prevista para la entrada en vigor del mercado común de la electricidad. El proyecto, que ha encontrado tradicionalmente la oposición de los ecologistas franceses, tiene ahora problemas añadidos porque ICV y ERC se oponen a él desde el Gobierno catalán, en vista de que no parece posible realizarlo a través del túnel del AVE, como se previó en principio.

Zapatero y Chirac debatirán, además, un intensa agenda europea, que, con vistas al Consejo Europeo de la próxima semana, incluye temas como el ingreso de Turquía, del que Francia recela más que España, las relaciones con la nueva Administración de George W. Bush, las perspectivas financieras para el septenio 2006-2013 e incluso la política europea hacia Cuba.

La reunión tiene un interés añadido, en ese contexto, porque será la primera cumbre hispano-francesa en la que participan las comunidades autónomas fronterizas, es decir, el País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña. Este nuevo modelo de reunión, promovido por Zapatero para responder a la reivindicación autonomista de una mayor participación en los temas bilaterales que les interesan, ha causado cierta incomodidad a los interlocutores extranjeros, que no pueden aportar un nivel de diálogo adecuado, ya que sus sistemas de organización territorial son más centralistas.

Pero el marco de participación vigente ha sido también criticado por los presidentes autonómicos españoles, que, en parte debido a esa falta de interlocutores similares, lamentan que su intervención en los debates es nula.

Según el modelo que se siguió hace dos meses en la cumbre hispano-portuguesa, la primera de esta nueva etapa, los representantes de las autonomías participan exclusivamente en la sesión plenaria, donde cada ministro interesado expone los acuerdos a que ha llegado. De este modo, los presidente regionales reciben información sobre los resultados del encuentro al mismo tiempo que el presidente del Gobierno central, pero sin haber participado antes en las negociaciones sectoriales.

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