Una madrugada de cine
Los campeones se divirtieron en dos discotecas sevillanas y llegaron anoche a Madrid para dejar la Ensaladera
Los dioses modernos ya no gustan de vivir en un monte todos juntos ni se conforman con la ambrosía como perpetuo plato del día. Los dioses modernos viven de cine. Y así vivieron la madrugada de ayer los cuatro tenistas españoles que ascendieron al Olimpo mundial de la Copa Davis, hecho de polvo de ladrillo, en la isla de La Cartuja para luego buscar otros paraísos con buenas vistas.
En la cena oficial, en el Pabellón de la Navegación de la Expo 92, el equipo al completo dio una imagen de buen rollo que había sorprendido no encontrar antes. Las decisiones del G-3, los tres capitanes, dejaron de ser lo primero en los razonamientos y los enfurruñamientos de los comensales y, de una vez por todas, se empezó a celebrar el fantástico triunfo.
Pero una cena es una cena y la etiqueta se nota aunque se vaya con un polo con bordados en la pechera y en las mangas. Así que ya había otra fiesta preparada. Y, por lo visto, con antelación, ya que a la presunta naturalidad con la que cuatro jóvenes parecían salir a tomar unas copas tras haber tenido un buen día en el trabajo se antepuso su perfil de dioses modernos. Así que ya les esperaba una multitud frente a la discoteca elegida para la farra. Parecía parte del programa de los patrocinadores. Los campeones entraron hasta un sector del local en el que su nombre comercial aparecía estampado o colgado por todos los lados. Y, tras las fotos convenidas o apalabradas, salieron por una puerta lateral para entrar en el área VIP que se les había acondicionado.
A veces se puede sentir pena por gente tan bella, sana y de posibles. Y es que antes de las copas y las palabras en voz baja con los amigos aún tuvieron que atender a la prensa. Poco después, ya dentro del área VIP, al que sólo se tenía acceso con la pulserita plástica adecuada en la muñeca, el grupo pasó a una sala que obligatoriamente debe de llamarse superVIP. Ahí, ya con los suyos alrededor, estuvieron bastante rato. El que más pasó la barrera entre los meros VIP y los superVIP fue Tommy Robredo. El catalán saludó a varios mortales y compartió su alegría con ellos. Laberintos de la mitología moderna.
Algunos de los jugadores que no habían disfrutado de protagonismo en la final sí lo obtuvieron por su manejo de la fiesta en general y por quienes les rodeaban en particular.
En el citado establecimiento había mucho deportista, desde los entrenadores futbolísticos Juande Ramos y Joaquín Caparrós hasta los jugadores béticos Juanito y Joaquín y los sevillistas Alfaro, Navarro o Jesuli, entre otros. Pero, si la hubo, fue poca la interacción entre los ocupantes de los walhallas tenísticas y las futbolísticas.
A una hora relativamente temprana, no más allá de las tres y media de la madrugada, el equipo empezó a pensar en descansar.
Ayer llegaron a Madrid donde hoy dejarán la Ensaladera un año como homenaje a la candidatura olímpica. A la una de la tarde la ofrecerán a los madrileños tras ser recibidos por el alcalde, José María Ruiz Gallardón. Anoche, los cuatro, Moyà, Nadal, Robredo y Ferrero, éste ultimo siempre el menos contento, contaron anécdotas y detalles junto a los tres capitanes en El Larguero, de la cadena Ser.
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