Villatoro investiga el mesianismo judío en 'La derrota de l'àngel'
El cabalista Abraham Abulafia, un iluminado del siglo XIII, se dirige a Roma para intentar entrevistarse con el papa Nicolás III. Tras escuchar una voz sobrenatural, que Abulafia cree divina, se embarca en un viaje de tintes mesiánicos. El navegante marcha convencido. Del éxito de su misión depende el destino del pueblo judío y la pervivencia de toda la Cristiandad. El intento acaba en fracaso. A principios de este siglo, un nuevo pontífice acaba de ascender al trono de san Pedro con el nombre de Nicolás VI. El recién elegido recibe una petición de entrevista que recuerda el envite de Abulafia. Dos épocas distintas unidas por una misma triste realidad: las sangrientas disputas en torno a Tierra Santa.
Vicenç Villatoro relata en La derrota de l'àngel (Columna) la desconcertante aventura de Abulafia -cabalista cuya biografía está bien documentada en la historiografía judaica-, y la completa con una ficción de tema religioso ambientada en la actualidad. Los paralelismos históricos son recurrentes en La derrota de l'àngel, obra galardonada con el Premi Carlemany de novela 2004. "Hoy tenemos la impresión de vivir un episodio histórico en el que se enfrentan dos visiones del mundo, una confrontación de raíz religiosa. En cualquier caso, no se trata de un choque de civilizaciones", explica el escritor.
Territorio de ambigüedad
Aunque buena parte de la novela mire al interminable conflicto del Próximo Oriente, Villatoro quiere dejar claro que sus páginas no contienen ninguna posición política: "La novela no es el espacio idóneo para establecer una tesis. Es el espacio de la perplejidad y la duda. El territorio literario de la ambigüedad, en definitiva. Los dos grandes motivos en los que se centra el libro son el poder de la palabra y el mesianismo", dice el autor. Y añade: "La confrontación actual es de origen religioso. Los líderes de las distintas confesiones implicadas en el conflicto deben asumir su responsabilidad. Es necesario que comiencen a establecer un diálogo progresivo".
En una breve nota final el escritor afirma que su obra no es ni una novela, ni una biografía. Villatoro prefiere calificarla de maqama o mahberet, un tipo de narración propia de escritores árabes y judíos, todavía habitual en el siglo XIII, en la que se intercalaban materiales dispares, desde leyendas hasta noticias. Así, la diversidad de registros se convierte en el rasgo estilístico predominante del libro. "La combinación de registros es una de las características fundacionales de la novela. He intentado hacer un texto unitario a partir de una mezcla de géneros y pequeñas tramas. Esta diversidad era corriente en la literatura árabe y judía de la Edad Media. Posteriormente, aparece en el Quijote, un contenedor en el que cabe todo, ya sean poemas o historias independientes. Gracias a la obra maestra de Cervantes, aquella tradición se inserta en la novelística moderna", apunta el autor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.