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Reportaje:FÚTBOL SALA | Campeonato del Mundo en Taiwan

Los pequeños son los gigantes

España revalida su título mundial ante Italia y se confirma en la élite, al revés que el fútbol grande

Los pequeños son los gigantes. El fútbol sala español le ha vuelto a poner la cara colorada al fútbol grande. Tan practicado o más que él, pero con mucha menos presencia publicitaria por la lógica mantenida en todos los deportes de formato menor, se volvió a confirmar ayer en la élite. Revalidó en Taiwán su primer título mundial ganado hace cuatro años en Guatemala. Su imparable carrera hacia la cumbre, que comenzó ya con el tercer lugar del podio en el II Mundial de Hong Kong, en 1992, y siguió con el segundo puesto en el jugado en casa en 1996, se mantiene a ritmo de portaviones. No importa que en su Liga de clubes, considerada la mejor del mundo, haya multitud de brasileños, sobre todo, muchos nacionalizados. El fútbol sala nacional ha conseguido sacar generaciones de jugadores nacidos en España y con la mayoría de ellos gana los títulos. Todo un ejemplo para el fútbol y otros deportes, como el baloncesto también, que ha tenido etapas en que la invasión extranjera llegó a desnutrir la producción nacional.

ESPAÑA 2 - ITALIA 1

España: Luis Amado, Julio, Orol, Javi Rodríguez, Marcelo -cinco inicial-, Limones, Kike, Serrejón, Andreu y Torras.

Italia: Feller, Montovanelli, Zafiro, Bertoni, Zanetti -cinco inicial-, Morgado, Grana, Fabiano, Foglia y Bacaro.

Goles: 1-0 m. 24. Kike, desde el lado izquierdo. remata con la derecha, por bajo el saque de una falta en diagonal desde la banda contraria. 2-0 m. 30. Marcelo, tras una pared, levanta el balón con la izquierda ante la salida del portero y remata con la derecha. 2-1 m. 40. Zanetti mete el pie y marca por alto a un pase desde la izquierda.

Árbitro: Juan Carlos Sciancalepore (Argentina). Amonestó a Orol y Javi Rodríguez.

Pabellón Tao Yuan County de Taiwán, unos 5.000 espectadores.

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Por el camino de esta España mundial quedó el disgusto del pasado Campeonato de Europa de 2003, en el que fue eliminada en semifinales por Italia, que parecía el nuevo coco para llegar a los títulos, además del ya tradicional Brasil. Incluso en la fase previa de este Mundial, los campeones europeos italianos, que en realidad son otro Brasil con nacionalizados, vencieron al equipo español y anunciaron la repetición de lo peor. Pero en las semifinales esta vez el empaque español volvió a salir adelante ante Brasil, aunque fuera nuevamente por la mínima, en la lotería de los penaltis, y ello permitió jugar con Italia la más dulce revancha en la final.

Aunque hubiese sido el verdugo español en los dos últimos enfrentamientos, Italia era más accesible que Brasil en el partido decisivo. Lo más difícil ya se había conseguido. Mientras con Brasil se juega siempre a cara o cruz, y además de no cometer errores hay que tener suerte -y un porterazo como Luis Amado-, frente a Italia se trataba más de no equivocarse ante un equipo menos creativo, pero igual de hábil para aprovechar fallos del rival. De hecho, dos de sus tres tantos en el partido de la segunda fase fueron rechaces en propia puerta de jugadores españoles. La concentración defensiva, pues, era vital. Italia no impone su ritmo, como Brasil, sino que con técnicos italianos recurre al mismo viejo catenaccio del fútbol grande, defensa firme y la espera siempre del contraataque.

Ante un rival así España lo hizo esta vez muy bien. Sin apurarse, a la espera de la ocasión, dominando, pero con juego seguro, sin perder el balón. Pasó todo un tiempo y en el segundo encontró el resquicio justamente en un fallo rival. Kike, para compensar el único fallo español en los penaltis ante Brasil, que pudo suponer la eliminación, remató solo un saque de falta. Los dos italianos adelantados se quedaron cerca del del balón, por si Orol sacaba directamente, y descuidaron el marcaje en la otra banda.

Con ello, España, en un partido que se presumía con pocos goles, ya tenía gran camino andado y Marcelo, en una genialidad, tras una pared con Andreu, sentenció poco después. Hizo de brasileño, naturalmente, al dejar tirado al portero Feller con un suave y habilísimo toque de su pie izquierdo para levantar el balón y salvarle antes de machacar con la derecha. A falta de 10 minutos, lo raro fue ya que Italia, arriesgando con portero-jugador para tener seis hombres de campo, no encajara algún gol más en los contragolpes. Pero hasta ahí se mostró compacta España. Siguió al mismo ritmo, sin forzar cortes que hubieran propiciado ocasiones, pero también la posibilidad del contraataque rival. Prefirió cerrarse aún más a la italiana, dejar pasar el tiempo en cada jugada y sólo permitió el tanto de Zanetti en el último minuto. Ya tarde para Italia.

Jugadores y técnicos de la selección celebran el triunfo.
Jugadores y técnicos de la selección celebran el triunfo.ASSOCIATED PRESS

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