Un 'motero' aristócrata
Su padre -Eberhard- nació con el Dixi, el primer automóvil de BMW, a finales de los felices veinte y ha sido el verdadero motor de la firma alemana desde 1970 hasta que en 1993 le sustituyó como máximo responsable de la misma, el actual presidente de Volkswagen, Bernd Pischetsrieder, al que no consiguió borrar la perilla de su rostro durante los años que trabajaron juntos.
Si consiguió, sin embargo, como responsable del consejo de administración, multiplicar el volumen de negocio por 18, cuadruplicar la producción de automóviles y triplicar la de motocicletas. Hendrik tenía 12 años cuando su progenitor inició el periodo de despegue de BMW y sin embargo decidió graduarse en gestión hotelera por la Cornell University.
Desarrolló sus conocimientos durante cinco años en establecimientos de Alemania y Ciudad del Cabo, pero terminó rindiéndose a la llamada de los motores que no se limita al ámbito profesional, ya que disfruta de su pasión por las motocicletas en cuanto se lo permiten sus obligaciones.
Acaba de aterrizar para dirigir la filial española del grupo alemán y ya está dando muestras de lo que será una de las características de su gestión: el desarrollo global de la compañía. Algo que parece haber heredado de su padre, artífice también de la internacionalización de BMW.
Viene de Norteamérica donde ha pasado los últimos seis años convirtiendo la filial canadiense de BMW en una de las que han experimentado un crecimiento más rápido habiendo duplicado ampliamente su volumen de ventas. Durante el lustro anterior dirigió las operaciones de la marca de Baviera en Oriente Medio controlando su presencia en 16 países y supervisando la instalación y puesta en marcha de la primera planta de montaje en Egipto.
Éste es su octavo nombramiento consecutivo en BMW, con saltos anteriores también en Alemania y Estados Unidos donde debió aficionarse a la práctica del golf presumiendo actualmente de un magnífico handicap.
Llega a España en un momento dulce de BMW en el que se desarrollan unas inversiones inmobiliarias de 100 millones de euros. Éstas se materializan en dos centros de almacenamiento y vehículos usados y en su sede central al norte de Madrid, junto a la que se construyen las instalaciones de un concesionario oficial con aires totalmente innovadores para este tipo de establecimientos. El nuevo presidente de BMW Ibérica podra satisfacer a diario desde su despacho otra de sus pasiones más acusadas: la contemplación del arte abstracto.
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