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Los árboles no deben ocultar nunca el bosque

El duro trabajo de cara a la galería ha comenzado. La candidatura de Madrid, ya con permiso para hacer publicidad de su proyecto por parte del dueño, el Comité Olímpico Internacional (COI), recaló en Dubrovnik, donde este año se reúnen los comités olímpicos nacionales europeos. Es una de las muchas reuniones olímpicas que se celebran anualmente y en este caso la más importante a nivel de todos los continentes, porque Europa sigue teniendo el mayor peso específico en el mundo olímpico. No está mal, pues, haberse esmerado en la primera presentación internacional en sociedad del proyecto ya en la fase decisiva de la carrera por los Juegos de 2012. Pero la cita no deja de ser una feria comercial más de las muchas que deberá atender la candidatura para demostrar que es magnífica, compacta, con fuerza, unidad y carácter ganador.

Sin embargo, los árboles no deben ocultar nunca el bosque. Ni los comités olímpicos nacionales ni las federaciones internacionales votan. Sólo los miembros del COI, y bastantes de ellos aún van por libre, pero son también los que apretarán el botón decisivo en la meta final de la elección el 6 de julio de 2005. Europa tiene casi la mitad de miembros (58), de los que sólo 42 podrán votar en una primera vuelta al descartarse los de los cuatro países con aspirantes -París, Madrid, Londres y Moscú, aparte de Nueva York-. Y en la preciosa ciudad croata sólo hubo una treintena, los más relacionados con los comités. Grupo importante, pero difícilmente moldeable, porque los europeos son los más decantados y serios.

Escalas como Dubrovnik, aunque obligadas, no dejan de ser juegos florales parciales. El trabajo es mucho más complejo y, sobre todo, personal. De nada servirán todas las presentaciones generales si no se convence con el gran proyecto en la visita de la comisión de evaluación en febrero y a los miembros, uno a uno, arrancándoles lastres políticos. Hasta el último momento en Singapur. Y para eso, ferias -incluida la parada previa en Roma, aún más protocolaria- sólo son adornos.

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