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Ortega supera su informe de gestión por sólo 12 votos y se presenta como víctima de los críticos

El congreso del PA sigue abierto, en espera de la última decisión de los delegados

Antonio Ortega consiguió ayer superar su informe de gestión como secretario general por sólo 12 votos (261 frente a 249 y, 32 abstenciones), aunque este margen no es suficiente para saber si será capaz de ganar a la candidatura crítica de Julián Álvarez mañana. Ante un crispado plenario del 13º congreso, Ortega se presentó como una "víctima" de las artimañas y manejos del consejo andalucista de gobierno, máximo órgano entre congresos, en el que tiene mayoría la otra lista. Aprovechó para ajustar cuentas con la otra parte del partido, que es, dijo, la "verdadera oficialidad porque nos han hecho pasar un calvario", a la vez que acusó a un ausente Alejandro Rojas-Marcos de actuar con "alevosía".

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La singularidad de este congreso es que las dos listas rivales proceden de lo que coloquialmente se conoce como el aparato, es decir, de los órganos regentes del partido: la de Ortega, de la ejecutiva, y la de Álvarez, del consejo andalucista de gobierno. El debate, en consecuencia, se ha traducido en una lucha encarnizada entre los dos órganos, que ayer al candidato a la reelección le dio pie para ponerse a la vanguardia.

Antonio Ortega pasó de largo sobre el balance de su mandato -salvo para ofrecer los datos de unos confusos gráficos- y se colocó desde el primer momento en posición de ataque a la candidatura rival, a la que atribuyó, una vez más, la intención última de montar una operación electoral al margen de las siglas del partido. Aún siendo el secretario general de los últimos nueve años, se presentó como la víctima de una conjura manejada por el consejo andalucista de gobierno, el máximo órgano entre congresos, que no le ha dejado hacer prácticamente nada, valiéndose de artimañas y maquinaciones. La sensación que permaneció en el plenario es que acaba de hablar el candidato alternativo.

Lo primero fue acusar de "poco éticos y estéticos" a los miembros de la ejecutiva que no han dimitido del órgano tras concurrir en la otra candidatura, "seguramente", dijo con retintín, "para no perder la condición de delegados natos del congreso". Luego avisó que iba a decir la verdad, "porque lo importante no es sólo ganar", y la verdad, enfatizó, es la siguiente: "En estos cuatro años han sido un calvario, he tenido que aceptar decisiones injustas de otros órganos de legalidad edulcorada que han hecho más daño que beneficio el partido".

Silencio

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Tras justificar su silencio en la responsabilidad y el sacrificio por la estabilidad, entró de lleno en las afrentas concretas, para lo que se remontó al mismo cierre del congreso anterior, en el que, relató, el candidato de Andalucismo XXI, Julián Álvarez, se alió con el ex presidente del partido, Alejandro Rojas-Marcos, para conspirar contra él. Con un discurso rimbombante, repleto de metáforas cercanas al tremendismo, también mencionó la "deplorable actitud" de este sector en el congreso provincial de Córdoba, en el que perdió su candidato: "Colocaron una bomba en la puerta de la sede, todo saltó por los aires e hicieron una carnicería".

Con la ayuda de la proyección de transparencias, para lo que dejó la sala totalmente a oscuras, aseguró que con la gestión de su equipo el partido ha alcanzado la mejor posición desde 1990 (en la que el PA obtuvo 10 diputados en el Parlamento andaluz), con cinco diputados de cinco provincias distintas. Y volvió a la carga: "Pero era igual, algunos soñaban con cortarme la cabeza tras las elecciones autonómicas". Acusó al "núcleo duro" de creer que le va bien al partido cuando le va bien a ellos, y elevó el tono para declamar una metáfora de cine de aventuras: "¡Nunca nos alquilaremos como porteadores de los que prefieren un safari personal!, ¡En el desierto, en los oasis, nunca nos pondremos de rodilla!". Para finalizar recurrió a otro símil, pero esta vez con un perfil más melómano: "Yo, como Mozart, prefiero que saquemos de los palacios la música del andalucismo y la llevemos al teatro de la calle".

Nada dijo el secretario general de los cuatro años de coalición con el PSOE en el Gobierno de la Junta, el principal argumentó político de sus adversarios, quienes imputan a Ortega y el cuadro dirigente de haber adoptado una actitud sumisa y subsidiaria con tal de conservar sus puestos institucionales. Tampoco ofreció análisis alguno de los recientes resultados electorales en el ámbito nacional o europeo, del cambio en el Gobierno en Madrid o de la mayoría absoluta de los socialistas.

En el plenario las salidas de tono fueron frecuentes. El presidente de la Mesa, Miguel Ángel Arredonda, tuvo que pedir contención a los oradores en sus calificativos y a los delegados que no interrumpieran con gritos o abucheos. Tanto Ortega como Álvarez seguían sosteniendo ayer que tenían el congreso ganado de plano. Carlos Bautista, la tercera lista que no ha conseguido avales para presentarse, era ayer una pieza codiciada por ambos bandos, su apoyo, pese a lo dicho, les puede asegurar la victoria.

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