Procaz
Con el descaro y la lengua suelta por montera, la cordobesa Raquel Riquelme presentó su pop flamenquito, directamente heredero de Veneno y en clave ciertamente procaz. Presentaba su disco Vale, Montoya no soy..., con el que el grupo ha conseguido un razonable nivel de ventas y cierto revuelo mediático. Una personalidad escénica bien definida que brilló ante un público cómplice que disfrutaba de modo evidente ante los temas "de amor" del grupo: Nadie como tú, Ay, chorizo, róbame, Qué gitano me he comprao o Repíteme la falseta. Espectadores que estaban esperando el momento cumbre de corear el mayor éxito comercial de Rakel Winchester, El marío de la cannisera. Asistentes, en fin, a los que les parece bien el uso que la banda hace de la sintonía del programa Con las manos en la masa, de las divinas Vainica Doble, y hasta la transformación en chirigota quinceañera -por el nivel de barbaridades- en que Rakel Winchester transforma el Ramito de violetas de Cecilia. Prejucios aparte, la cordobesa sale bien parada del reto escénico de escandalizar con términos e imagénes no muy bien vistas según el estándar moral.
Rakel Winchester
Raquel Riquelme (voz), Flamenco y David Pacudo (guitarras), Luiso (batería), Yonka (bajo), Añil (percusión), y Nani y Claus (coros). Sala Arena. Madrid, 30 de noviembre.
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