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Francia quiere prohibir la televisión de Hezbolá nada más autorizarla

El consejo audiovisual acusa a Al Manar de difamación a Israel

La difusión en Francia de Al Manar, canal de televisión del partido chií libanés Hezbolá, al que Israel y Estados Unidos consideran terrorista, se ha convertido en un quebradero de cabeza. El Consejo Superior Audiovisual (CSA), que 11 días antes había legalizado su distribución vía satélite en territorio francés, lanzó ayer un primer requerimiento contra la citada cadena. El CSA quiere que sea el Consejo de Estado el que obligue a la inmediata interrupción de la difusión de Al Manar. Lo acusa de difundir información falsa.

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En agosto, ese mismo Consejo de Estado no quiso intervenir para impedir la difusión de Al Manar a través del satélite francés Eutelsat. Ante esa negativa, el CSA trató de llegar a un acuerdo con Al Manar exigiendo que su programación "no incitase al odio, a la violencia o a la discriminación por razones de raza, sexo, religión o nacionalidad", tal y como exige la legislación francesa desde 1986. El director general de la cadena, Mohammed Haïdar, dijo "estar dispuesto a respetar la ley francesa". En su opinión, esta voluntad no comportaba "modificaciones sustanciales en la programación en cuestiones de fondo", aunque sí admitía la necesidad de "adaptaciones de orden formal, al menos en lo referido a los símbolos y al vocabulario y que pueda ser considerado como insultante para la religión judía".

Según el CSA, Al Manar no ha sido capaz de respetar la convención, pues el 23 de septiembre permitió, en un debate, que un autoproclamado "experto" afirmase que "en estos años hemos asistido a tentativas sionistas para transmitir enfermedades peligrosas como el sida a través de exportaciones destinadas a países árabes. Es un enemigo sin escrúpulos".

El CSA recuerda a Al Manar que suscribió "una exigencia de honestidad informativa" a respetar, sobre todo cuando se tratan "cuestiones que pueden alimentar tensiones entre ciertas comunidades".

Este es un organismo autónomo cuyos nueve miembros -tres elegidos por el presidente de la República, tres por el del Senado y el resto por el de la Asamblea Nacional- tienen entre sus atribuciones el conceder, denegar o revocar frecuencias a radios y televisiones, así como el controlar que dichos medios de comunicación respetan las reglas: horarios, porcentajes de producción propia, publicidad, así como que el contenido de las emisiones no infringe las leyes.

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La televisión por satélite, desde el 9 de julio, también queda bajo el control del CSA pero de manera más teórica que real. El presidente del CSA escribe en Le Monde que "el presidente de la República, el Gobierno y el Parlamento" deberían adaptar la ley "al desafío de una televisión mundializada", porque "sin una legislación específica, nada podremos hacer".

La autorización por un año -normalmente es por un plazo de cinco años- de Al Manar suscitó las protestas de la comunidad judía en Francia y de organizaciones como SOS Racismo o el partido socialista francés (PS).

El secretario del PS, François Hollande, se preguntaba hace cuatro días "si podemos imaginar que un canal del Hezbolá, que difunde horas y horas de imágenes incitando a los niños al odio y al martirio, va a reconsiderar la ideología de sus emisiones para hacerla compatible con los que defiende la UE".

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