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China frena la inversión en varios sectores para evitar un recalentamiento

El país asiático coopera con España para limar el desequilibrio comercial

Claudi Pérez

Dos décadas creciendo a un ritmo interanual en torno al 10% han hecho de China un gigante económico y el destino de las inversiones de medio mundo. El país asiático ha desarrollado con éxito un modelo basado en un círculo virtuoso -más crecimiento, más inversión extranjera, más consumo de sus 1.300 millones de habitantes- que, sin embargo, empieza a vislumbrar los primeros síntomas de agotamiento. Zeng Peiyan, vicepresidente encargado de asuntos económicos del Gobierno, reconoció ayer que la Administración china ha puesto en marcha políticas para poner freno "a la inversión excesiva en sectores intensivos en cemento, acero y hierro", como el automovilístico.

Los objetivos son "evitar un recalentamiento de la economía", según el economista Xu Xian Nian, y "limitar el consumo de recursos y reducir el consumo energético" para evitar cuellos de botella que acaben siendo perniciosos para el desarrollo de la economía china, en opinión de Peiyan. En algunos de estos sectores, como el acero, la voracidad de la demanda procedente de China ha generado escasez de materias primas y fuertes subidas de precios.

Transformación económica

El viceprimer ministro chino participó ayer en Barcelona en el II Foro España-China, y explicó que el Gobierno del país asiático tiene previsto también estimular la agricultura -ante la caída de las rentas de los más de 70 millones de personas- y elevar la tasa de reserva de los depósitos bancarios debido a la elevada morosidad.

Para el economista Nian, el modelo de crecimiento chino "presenta síntomas de debilidad por la excesiva inversión en algunos sectores, que empieza a generar un exceso de capacidad de producción". Nian advirtió de que las reformas que pretende introducir el Gobierno "pueden topar con los lobbies y con los Gobiernos regionales y locales", y demandó una transformación del modelo económico que incluya una mayor liberalización, más protección a la propiedad intelectual y una reducción de los aranceles.

Tanto el viceprimer ministro como el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, alertaron del "excesivo" desequilibrio de la balanza comercial en favor de China. Peiyan -que el pasado lunes fue recibido por el rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero- se mostró partidario de reducir el superávit comercial chino con España "con el incremento de importaciones y el fomento de las relaciones bilaterales y del turismo". China prevé crecer este año un 9,4%, con unas importaciones de medio billón de euros, de las que sólo el 2,4% proceden de España. Para Maragall, "las conexiones directas de transporte son la gran asignatura pendiente" entre España y China, a pesar de que los dos países han acordado ampliar a 21 las frecuencias de vuelos semanales directos en ambos sentidos.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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