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Hambre y soberanía

En los últimos años se ha alcanzado un importante consenso internacional sobre cómo reducir la pobreza del mundo. Un consenso que comparten tanto las organizaciones del sistema de Naciones Unidas, como un número creciente de países y organizaciones de la sociedad civil, del Norte y del Sur. Un buen ejemplo de este consenso refiere a los 113 Estados que han firmado ahora hace dos meses la declaración final de la cumbre mundial contra el hambre y la pobreza, liderada por la ONU, Brasil, Chile, Francia y España. El "nuevo consenso internacional" (Ignacio Sotelo) no se limita a identificar los objetivos necesarios para el desarrollo sostenible, los Objetivos del Milenio, sino que también se concreta en un acuerdo sobre cómo llegar a esa meta, la llamada Estrategia de Asociación para el Desarrollo.

"El 70% de las personas que viven con menos de un dólar al día son mujeres"
"Soberanía alimentaria es reconocer el derecho a producir, en su país, lo que necesitan"

Los Mil·lenium Goals fueron ratificados por la mayor concentración de Jefes de Estado de la historia, en la Cumbre del año 2000, comprometiendo a países ricos y pobres a erradicar la pobreza extrema y la hambruna; a eliminar la desigualdad de género, la degradación ambiental y a asegurar el acceso a la educación, la atención sanitaria y al agua potable. La Alianza Internacional contra el Hambre promueve, en efecto, una nueva vía de cooperación y acción para reducir la "principal arma de destrucción masiva del mundo" (I. Lula da Silva), el hambre y la pobreza, causa mortal para 24.000 personas diarias, la mitad de ellas niños.

El hambre como fenómeno grave y generalizado no se debe tanto a la escasez de alimentos, como a la pobreza de las poblaciones afectadas, a la desigualdad en el acceso a los recursos de una parte de la humanidad. Muchas economías locales son víctimas de la trampa de la pobreza a causa de la morbilidad, la desnutrición, el bajo nivel de instrucción, la carencia de agua potable y un crecimiento demográfico explosivo; atrapadas aquellas en la pobreza, cuando no en las plagas del subdesarrollo (inestabilidad política, emigración masiva, degradación medioambiental, obstáculos al crecimiento endógeno...). La miseria nunca viaja sola.

En los últimos 50 años la producción mundial de alimentos ha aumentado de forma vertiginosa más que la tasa de la población mundial, en contra de la profecía Maltusiana. Entre 1990 y 1997 la producción per capita de alimentos creció casi un 25 %. Sin embargo, en el mundo todavía pasan hambre 830 millones de personas y más de 1.200 millones de personas (1 de cada 5) viven en la más extrema pobreza, la "peor forma de violencia" (Mahatma Gandhi), la mayor violación de los derechos humanos.

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El 70% de esas personas que viven con menos de un dólar al día son mujeres y tan solo el 1% de la propiedad de la tierra les pertenece. La pobreza es femenina. Y vive en el medio rural: 3 de cada 4 pobres son campesinos mal dotados en medios de producción y de tierra. La mayoría del otro 1/4 restante, han sido campesinos condenados al éxodo rural, la migración hacia los marginales ghettos suburbiales.

Desde hace algunos años diversas ONGD y también la FAO, plantean un nuevo concepto, la soberanía alimentaria, que se sustenta en tres pilares: la consideración del derecho a la alimentación como un Derecho Humano básico; el derecho de todos los pueblos y Estados a definir sus propias políticas; y, un tercer derecho, el de los campesinos a superar la marginalidad, la subordinación. Soberanía Alimentaria significa pues, reconocer el derecho de los pueblos a producir, en su país, los alimentos que necesitan. Ello obliga a cambiar las reglas del comercio internacional que persiguen otros fines, y generan una mayor desigualdad al impedir el crecimiento de los países pobres.

Tras ocupar un lugar destacado en las luchas sociales de los movimientos campesinos durante buena parte del siglo XX, la cuestión de la Reforma Agraria parecía haber perdido actualidad durante las últimas décadas, y ello a pesar de las profundas tensiones sociales vinculadas a la pobreza, las luchas por la tierra y el agua. Ahora en el contexto de la globalización neoliberal, los grandes retos del planeta exigen nuevas políticas de acceso, gestión de la tierra y del espacio rural, retomándose la reflexión sobre la Reforma Agraria como estrategia alternativa hacia la seguridad y la soberanía alimentarias.

Valencia acogerá a primeros de diciembre, el primer Foro Mundial Agrario, que se enmarca en el Foro Social Mundial (Porto Alegre, Otro mundo es posible), definido como un espacio para el diálogo y la confrontación de procesos y de propuestas, donde organizaciones agrarias y sociales, expertos, ONG, e instituciones gubernamentales llegadas de 68 países, abordarán la cuestión de la tierra, la realización de los derechos humanos y el desarrollo sostenible de la población mundial. Más de 500 líderes venidos de África, Asia, América del Norte, América-Latina y Europa, participan en el Foro Mundial sobre la Reforma Agraria-Pascual Carrión, en homenaje al brillante ingeniero agrónomo de Sax (El Vinalopó), cooperativista y autor de la Ley de la Reforma Agraria de 1932.

La búsqueda del consenso internacional agroalimentario exige hoy reforzar las alianzas con aquellos sectores sociales que tratan de hacer compatible el derecho a la alimentación y la sostenibilidad del planeta, con el acceso a la tierra y a los recursos naturales, con la justicia social. Ése es el gran reto del FMRA. La estabilidad mundial reclama el compromiso de todas las naciones, ricas y pobres, de un pacto global por el desarrollo que permita el acceso de las personas de todos los países a los recursos, al conocimiento y la tecnología. "Hace falta un pacto global para reducir la pobreza y garantizar el más fundamental de los Derechos Humanos: el derecho a la alimentación" (Kofi Annan), ese derecho que con frecuencia se niega a quienes tienen la misión de producir alimentos, y habitan las áreas rurales más periféricas, los campesinos, y las campesinas, de la Tierra. "Somos la primera generación que puede erradicar la pobreza y nos negamos a desperdiciar esa oportunidad" (Eveline Herfkens).

Valencia acogerá en diciembre el Foro

Mundial Agrario, que intenta paliar la

pobreza y el desigual acceso a los recursos

Pep Pérez es sociólogo.

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