Opiniones al natural
Los andaluces están poco preocupados por el medio ambiente, según el Ecobarómetro
Durante el pasado verano más de 1.300 andaluces respondieron a una completa encuesta elaborada por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), organismo con sede en Córdoba y dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Por cuarto año consecutivo, y respondiendo a un encargo de la Consejería de Medio Ambiente, este centro se lanzaba a pulsar la opinión de los andaluces sobre una extensa nómina de cuestiones relacionadas con la conservación de nuestro entorno. Los resultados de este Ecobarómetro se presentaron hace unos días y, más allá de los titulares que entonces ocuparon en la prensa, su análisis detallado revela algunos datos curiosos.
Por ejemplo, la mayoría de los encuestados (53%) opina que los andaluces están poco o nada preocupados por el medio ambiente, y esta percepción negativa, afirman los especialistas del IESA, se ha acentuado con respecto a ejercicios anteriores, creciendo en 11 puntos porcentuales. Aunque resulte paradójico, el grado de identificación subjetiva con aquellos valores que implican un mayor compromiso con la defensa del medio ambiente registra unos porcentajes bastante más alentadores, ya que el 34 % de los encuestados se considera bastante ecologista y tan sólo un 17% se muestra poco identificado con esta etiqueta.
Esa escasa preocupación contrasta, asimismo, con la disposición a llevar a cabo conductas en favor del medio ambiente, ya que un 70% de los encuestados cree que las acciones individuales pueden mejorar la situación en esta parcela e, incluso, se anota un elevado porcentaje de respuestas (60%) que defienden esa responsabilidad individual con independencia de lo que haga el resto de los ciudadanos.
Esas acciones individuales se concentran, sobre todo, en el reciclaje de basuras, una práctica que tan sólo confiesan no realizar, ni estar dispuestos a hacerlo, menos del 3% de los encuestados. La recuperación de vidrio o papel es una tarea que ya desempeñan más del 50% de los andaluces, aunque en muchos casos la buena disposición se vea hipotecada por la escasez de contenedores, una queja demasiado frecuente a la hora de referirse a esta cuestión.
Sin abandonar la parcela de las acciones individuales, la gran mayoría de los andaluces (76%) asegura que siempre o casi siempre "hace un uso ahorrador del agua en sus domicilios". Más de un 50% afirman ir, casi siempre, a pie, en bicicleta o en transporte público, lo cuál no deja de ser llamativo cuando este dato se compara con el uso, generalizado, del automóvil. Los especialistas del IESA interpretan que este tipo de prácticas "no se suelen concebir como alternativas a la utilización del vehículo privado, ya que sólo un 12% de los encuestados ha dejado con frecuencia de utilizar el coche por razones medioambientales". Y, por supuesto, también influye el hecho de que, ante este tipo de preguntas, se suelen expresar deseos más que realidades.
Como en años anteriores, el ruido, dentro de los problemas ambientales a escala local, es el asunto que más preocupa a los ciudadanos (43%). Le siguen, por orden de importancia, la suciedad en las calles (30%), la escasez de zonas verdes (28%), las basuras urbanas (25%), la calidad del agua del grifo (21%), el deterioro del paisaje urbano (19%) y la contaminación del aire (17%). De todos estos apartados, el que experimenta un mayor crecimiento (más de 5 puntos porcentuales) con respecto al Ecobarómetro de 2003 es el referido al deterioro del paisaje urbano.
Aún cuando el ahorro de agua aparece como el compromiso individual con mayor arraigo en la sociedad andaluza, a la hora de plantear medidas que mejoren la gestión de este elemento una buena parte de los encuestados (47%) se inclina por la construcción de más pantanos, es decir, apuesta por seguir incrementando la oferta. El ahorro de agua en el ámbito doméstico, como medida de gestión, obtiene un respaldo del 28%, el aprovechamiento del agua de mar un 27% y la mejora de los sistemas de regadío un 26%. La disminución de los recursos destinados a los cultivos en regadío, medida que ya se está planteando en algunas instancias de la Administración, apenas recoge la opinión favorable de un 7% de los encuestados.
Los resultados del Ecobarómetro, sobre todo a la vista de algunos de sus resultados, no sólo sirven para mostrar la opinión, más o menos curiosa, de los andaluces frente a multitud de temas de repercusión ambiental sino que, a partir de esa evidencia, los responsables políticos deberían modular algunos de sus planes de acción.
Inquietudes en movimiento
Las inquietudes de los ciudadanos no son valores estáticos sino que registran acusados movimientos de un año a otro, en función, sobre todo, de aquellas parcelas que han marcado la agenda política o se han reflejado con insistencia en los medios de comunicación. Estos asuntos de última hora suelen desplazar a aquellos otros que tienden a situarse en una escala intermedia de preocupación, como es el caso del medio ambiente (citado por un 9% de los encuestados), la salud (12%) o la educación (8%). En el catálogo de las principales preocupaciones de los andaluces figuran en primer lugar, y como viene siendo habitual año tras año, todos aquellos problemas relacionados con la economía y el desempleo, citados por el 89 % de los encuestados. En segundo lugar aparecen los problemas sociales (30 %), en los que se registra un fuerte incremento del capítulo dedicado a la violencia de género (pasa del 0,6%, anotado en 2003, al 6%). También se refuerza la inquietud por la inmigración (16%) y la seguridad (25%).
La percepción que los andaluces tienen de la situación del medio ambiente varía según el ámbito territorial de referencia que se proponga. Así, las opiniones negativas disminuyen al reducirse la escala territorial, de manera que la situación a nivel mundial es percibida como mala o muy mala por el 67 % de los encuestados, mientras que la situación en Andalucía sólo recibe esta negativa calificación en el 33% de los casos, y el porcentaje se reduce aún más (28%) si el examen se establece con respecto a la localidad de residencia. "La hipermetropía ambiental", concluyen los analistas del IESA, "es un fenómeno habitual en este tipo de valoraciones".
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