'Guarachar' tocando y comunicando
Es una de esas maravillosas anomalías caribeñas que brotan en condiciones desfavorables. Athanai Castro alcanzó cierta popularidad en Cuba durante los años noventa como "el rapero blanco": un arrebatado rockero habanero que también rapeaba y que incluso llegó a grabar con la omnipotente NG La Banda, de José Luis, El Tosco, Cortés. Tomó la decisión de trasladarse a España hace 10 años y aquí se encontró con que su oferta musical no encajaba en los estrechos parámetros del boom cubano. Algunas artistas nacionales -Rosario Flores, ahora Las Niñas- han requerido sus talentos, pero no ha ocurrido mucho con los dos discos que ha sacado bajo su nombre, tal vez por haber confiado más en sus famosos amigos que en llevar la música directamente a su público potencial.
Athanai
Athanai (voz, guitarra), Dayan Abad (guitarra solista), Kiki Ferrer (batería), Harushi Mori (bajo), Ileana Wilson (voz), Moussa Castro (voz), José Luis Barbería (voz). Invitados: Andreas Lutz, Nancho Novo. Honky Tonk, Madrid, 25 de noviembre.
El último CD, A Castro le gusta el rock (Factoría Autor), estaba por presentar oficialmente. Lo hizo en el Honky Tonk madrileño y fue una revelación. Athanai y su gomosa banda han alcanzado un punto en el que resulta lógico imaginarles triunfando en el escenario principal de cualquiera de los festivales de rock que se celebran en España (esto es, si los programadores de esos festivales se atrevieran a desplegar sus antenas).
Su metal-rap exhibe una arrebatada frescura, aunque no sea la única baza: I'm sorry tiene aire beatle y también hay confesión de influencias en piezas como Nirvaneando; otras canciones muestran ecos de la pulsación del reggae o de los modos extrovertidos de la música tradicional cubana. En el universo de Athanai la clave está en guarachar, palabra que repite obsesivamente. Y que significa gozar. Gozar tocando y comunicando.
Entre canción y canción, los parlamentos de Athanai son torrenciales y confusos. Por el contrario, su música no se embarulla. Acepta colaboraciones: Nancho Novo toca armónica en un tema, Andreas O'Funkillo inserta sus rapeos de guiri sevillano. Las historias de Athanai se centran en sus duras experiencias, tanto en Madrid como en La Habana, pero transmiten la confianza en sus poderes, su bendita obstinación. Como él dice, "hay que dar las gracias incluso a los que nos cierran puertas, ya que nos empujan a abrirnos nuevos caminos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.