Un autobús se topa cada hora con 12 coches que ocupan el carril bus
Turismos y furgonetas son los principales grupos de infractores
Un autobús que circule por el carril reservado al transporte público en Barcelona encontrará cada hora hasta 12 vehículos que lo ocupan sin motivo. O si se prefiere: el autobús, como promedio, tiene que sortear un obstáculo cada 1.019 metros. Un grupo de 20 personas vinculadas a la Plataforma para el Transporte Público (PTP) analizó diversos puntos e itinerarios de la ciudad durante una semana completa. El resultado fue un rosario completo de infracciones. La calles de Balmes, Mallorca, Aribau, València y Muntaner se llevan la palma. Nunca se detectó la intervención de la Guardia Urbana.
"Hacer carril para autobuses con un bote de pintura es muy barato, pero hay que mantenerlo libre de coches o no sirve para nada", opinan José Luis Rodrigo y Albert Obiols. Ambos han dirigido el informe sobre la ocupación irregular del carril para autobuses en Barcelona. Y el resultado es demoledor. Si no estuviera ocupado, la velocidad media de los autobuses sería de 14 kilómetros por hora. Ahora es de 12,7 kilómetros. Ni una sola de las calles analizadas se libraba de indisciplina, con casos tan flagrantes como el escaso tramo que va de Sant Antoni M. Claret a Còrsega por el paseo de Sant Joan: apenas 200 metros que logran ser la decimoquinta zona con mayor número de infracciones registradas.
Y a pesar de todo, el carril reservado hace algo, porque donde no lo hay, afirman Rodrigo y Obiols, el aparcamiento en doble y hasta triple fila es aún más escandaloso. La Guardia Urbana sólo apareció en un caso y fue por un accidente.
El estudio se hizo en jornadas laborables entre el 7 y el 10 de junio de este año, y el equipo lo formaban dos supervisores, seis personas situadas en puntos fijos y 12 que viajaban en autobuses. Anotaban todas las incidencias, incluso cuando la ocupación podía estar justificada, por ejemplo cuando se trataba de un coche de bomberos o una ambulancia. Pero lo que más ha llamado la atención de los investigadores es que en muchos casos la parada de un coche privado en el carril no respondía a ninguna motivación aparente. Del mismo modo que se sorprendieron porque en las más de 4.000 observaciones anotadas no hubiera ni una sola intervención de la Guardia Urbana, ni siquiera en el caso de una furgoneta que estuvo estacionada durante toda una tarde.
"El autobús no es una prioridad para la Guarda Urbana", explica Pau Noy, dirigente de la PTP. "No tiene instrucciones de darle prioridad. Para la policía barcelonesa, el autobús es un coche grande que, por lo tanto, estorba más que los otros. Ni siquiera en grandes aglomeraciones se le da prioridad", afirma.
Donde más irregularidades se observaron fue en la calle de Balmes (261), seguida de las de Mallorca (208), Aribau (207), València (189) y Muntaner (175). Las calzadas superiores de la Ronda del Mig son un paso infranqueable, en el que el respeto al carril reservado es prácticamente nulo, lo mismo que en el paseo de la Zona Franca.En el lado de montaña de la Gran Via entre las plazas de Tetuan y Espanya se registran hasta 11 interrupciones cada 15 minutos, es decir, un obstáculo continuado. El informe lo describe así: "En el lateral montaña de la Gran Via las indisciplinas viarias se producen durante todo el día de manera habitual. El número de afectaciones es alto y las consecuencias grandes". La primera consecuencia es el retraso general en el servicio que prestan los autobuses. Se pierde velocidad media, se llenan algunos coches y otros van medio vacíos, unos pasan muy espaciados y otros muy seguidos. Además, los conductores tienen que realizar maniobras bruscas, peligrosas para el pasaje, y con ello aumenta la agresividad de los usuarios hacia el aparente responsable (el conductor).
El principal grupo de infractores es el de los turismos (34%), seguido de los conductores de furgonetas (24%). Los taxis, que pueden circular por el carril, lo usan de forma anómala (por ejemplo, parando fuera de las esquinas) en el 13% de los casos. El autocar supone el 7% de los obstáculos. En algunos casos, ante colegios y hoteles, se aglomeran. Frente a un hotel situado en el lateral de montaña de Gran Via, entre Tetuan y Pau Claris, los observadores llegaron a anotar la presencia de hasta tres autocares que ni siquiera cargaban pasaje. Estaban allí.
Las causas del uso inadecuado del carril son muchas. La principal es la carga y descarga. Los conductores de reparto aducen, en estos casos, que su espacio ha sido ocupado por otros conductores, todo el mundo tiene una justificación, explican Rodrigo y Obiols. En el 16,9% de los casos, los observadores no apreciaron actividad alguna en los conductores de los coches que estaban irregularmente estacionados.
Un carril bus en una calle sin autobuses
Los autores del informe coinciden con Pau Noy en que el discurso público del Ayuntamiento de Barcelona a favor del transporte público queda desmentido diariamente por la práctica. En la calle, afirman, "el coche es el rey". Y Noy apostilla: "Si los concejales utilizaran más los autobuses, quizá se darían cuenta de los problemas reales". La actitud municipal, sugieren, oscila entre decir que el problema es inexistente, que es irresoluble o que está resuelto. El resultado es que no hay que hacer nada. Salvo decir que se hace mucho.
Y a veces se hace incluso demasiado. Tal es el caso del modelo expansivo del carril bus: fue pintada la reserva en la calle de Casanova entre la Ronda de Sant Antoni y la Gran Via, un tramo por donde nunca ha circulado autobús alguno. Ahora lo han convertido en zona azul.
El 70% de la flota de autobuses está adaptada para personas con movilidad reducida, pero no ocurre lo mismo con las paradas, donde hay de todo: árboles, farolas, incluso un quiosco. Desapareció tras publicarse la fotografía del desaguisado en los periódicos.
Obiols, Rodrigo y Noy sugieren que el Ayuntamiento de Barcelona, aunque tiene un área llamada de Movilidad, en realidad la dedica al tráfico.
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