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Aulas | FRACASO ESCOLAR ENTRE LOS HIJOS DE LOS TEMPOREROS

Un estudio alerta sobre el fracaso escolar entre los hijos de los temporeros en Jaén

Casi todos los 1.207 niños de 3 a 16 años "sufren retraso escolar", según el informe de la UJA

Cuando falta una semana para que comience oficialmente la campaña de la recolección de la aceituna en la provincia, el grupo de Investigación y Desarrollo Educativo de la Orientación, de la Universidad de Jaén (UJA), ha sacado a la luz un estudio que resalta el aislamiento que sufren los hijos de temporeros que cada campaña se trasladan desde sus centros escolares de origen hasta diferentes colegios e institutos de la provincia.

La investigación, desarrollada durante la campaña 2003-2004 por los profesores Antonio Pantoja y Tomás Campoy, pone de manifiesto la alta tasa de fracaso escolar en este colectivo, que el año pasado ascendió a 1.207 niños de entre 3 y 16 años. Del total, más del 85% procedían del resto de provincias andaluzas, siendo Granada y Sevilla los lugares de origen de más de la mitad de los escolares. Un 12% se desplazaron desde otras comunidades autónomas y el resto eran originarios de países comunitarios (2%) y extracomunitarios (1%). La mayoría permanecieron una media de dos meses en 53 colegios e institutos repartidos por 36 localidades de la provincia.

Las conclusiones del estudio, derivadas de las entrevistas y cuestionarios realizados a profesores, alumnos autóctonos, así como a los alumnos desplazados y sus familiares, determinan la escasa coordinación que existe entre los centros originarios y de acogida. "Es cierto que cada niño se desplaza con un informe individualizado sobre su progreso escolar, pero su contenido es vago e insuficiente", resalta Antonio Pantoja, para quien el contacto entre profesores de ambos centros debería ser continuo y fluido a través del correo electrónico e incluso la videoconferencia.

La utilización de libros de textos de diferentes editoriales también es otro de los puntos negros que inciden en el retraso escolar que sufre este colectivo que, según señalan los profesores, es generalizado "casi en la totalidad" del alumnado temporero. Los investigadores indican que la Administración educativa todavía tiene una "asignatura pendiente" con este colectivo y proponen el desarrollo de programas específicos durante el tiempo que estén fuera de su centro de origen. "Puesto que se conoce el tiempo de permanencia fuera de su lugar de origen, el profesorado de ambos centros podría preparar currículos específicos para este alumnado", apunta Pantoja.

Estas opiniones las comparten la mayoría del profesorado entrevistado, que considera insuficiente el número de profesores de apoyo destinado a los hijos de los temporeros. De igual modo creen que su incorporación al centro es muy tardía y que apenas tienen tiempo para preparar el trabajo con estos alumnos.

El estudio también reconoce que el absentismo entre este colectivo es muy alto. "Algunos acuden con sus padres el primer día para entregar los papeles y ya no vuelven hasta el último, para recogerlos. Y si llueve se quedan en casa", reconoce Ramón Palomo, del IES Nuestra Señora de Alharilla, de Porcuna, que el año pasado acogió a 21 alumnos.

Los investigadores hacen hincapié en el entorno familiar como otro condicionante del aislamiento y fracaso escolar que sufren. "Aunque los padres muestren cierta preocupación por la educación de sus hijos, la mayoría son analfabetos. Además, las casas donde se alojan no suelen reunir las condiciones propicias para el estudio", añade Pantoja.

En cuanto a la relación del alumno temporero con el resto de sus compañeros, el estudio revela que mantienen una relación "normalizada", aunque también se constata que estos alumnos suelen relacionarse entre ellos. Entre los testimonios recogidos en el estudio, los alumnos temporeros confiesan que tienen pocos amigos y que a veces se burlan de ellos porque se les considera peores estudiantes o no van bien vestidos.

Por su parte, los profesores lamentan la falta de recursos y constatan que la mayor parte de los alumnos esperan trabajar como temporeros al igual que sus padres. "Algunos no saben ni sus apellidos", lamenta una tutora de tercero de Primaria.

Acogidos con indiferencia

Las localidades que recibieron más alumnado temporero el curso pasado fueron Porcuna (7.000 habitantes) y Fuerte del Rey (1.200 habitantes). La primera acogió a 42 niños en Infantil, 43 en Primaria y 21 en Secundaria. En cuanto a Fuerte del Rey, 16 niños fueron recibidos en centros de Infantil, 28 en colegios de Primaria y 12 en institutos de Secundaria. Junto a estas localidades también está Jódar (12.000 habitantes), que en infantil acogió a 35 alumnos, y Villanueva del Arzobispo (8.700 habitantes), que recibió a 44 en Primaria.

Aunque los testimonios apuntan a que la integración se produce "sin problemas", los profesores observan que la "indiferencia" es la nota dominante entre los alumnos autóctonos. "No se les recibe ni bien ni mal. Los chavales están acostumbrados a ver cómo se incrementan sus clases con otros compañeros cuando llega la campaña de la aceituna. Además, muchos temporeros repiten en el mismo centro cada año", explica Ramón Palomo, del IES Nuestra Señora de Alharilla, de Porcuna.

En el estudio de la Universidad de Jaén, el alumnado no inmigrante reconoce que fuera del colegio no juegan con los temporeros, y observan que los temporeros extranjeros juegan entre sí en los recreos; mientras que los españoles tienden a integrarse en distintos grupos.

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