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El presidente del Parlamento ucranio teme choques entre el vencedor y el perdedor de las elecciones

Vladímir Litvín considera que los candidatos "no se han dejado espacio para la derrota"

Pilar Bonet

El enfrentamiento entre los dos candidatos que pugnan por la presidencia de Ucrania es tal que podría desembocar en una persecución del vencido por el vencedor, según Vladímir Litvín, el presidente de la Rada Suprema (Parlamento). Litvín ha exhortado al sentido de la responsabilidad de políticos, funcionarios y ciudadanos hoy en la segunda vuelta electoral entre Víctor Yanukóvich, el jefe del Gobierno, favorable a la integración con Rusia, y su rival, Víctor Yúshenko, partidario de un mayor acercamiento a Occidente.

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En una entrevista con EL PAÍS, Litvín afirma que "las apuestas políticas y económicas son extraordinariamente altas" en estos comicios y asegura sentir "cierta inquietud". "Las contradicciones entre los candidatos son tan profundas que éstos sólo son capaces de verse mutuamente a través de la mira. No creo que el perdedor reconozca la victoria del ganador", señala el alto funcionario, que en el pasado hizo carrera en el equipo de Leonid Kuchma.

Según Litvín, al enfrentamiento de los líderes se añade el de sus respectivos equipos, que "queman puentes con la esperanza del triunfo". "Existe el peligro de que después de las elecciones pueda producirse un ajuste de cuentas, una persecución del vencido. Por eso, los candidatos deberían anunciar que eso no sucederá y que el vencedor utilizará el programa, el equipo y los recursos del vencido para hacer una política equilibrada que permita integrar diferentes intereses y mantener la paz social", señala.

"El jefe del Estado, sea quien sea, deberá tener en cuenta los intereses de la otra mitad de la sociedad. Ucrania necesita superar el cisma que hoy afecta a muchos aspectos de nuestra vida", afirma el jefe del Parlamento. Para cualquier interlocutor es claro, sin embargo, que sus críticas se dirigen más a Yanukóvich que a Yúshenko. Litvín afirma que su posición es muy "muy difícil" y lo atribuye a que "nadie quiere oír la verdad". Los candidatos y los grupos financieros e industriales que les respaldan "no se han dejado espacio para perder".

También en las presidenciales de 1994 Leonid Kravchuk y Leonid Kuchma, que venció en segunda vuelta, fueron asociados a dos modelos distintos de sociedad. Kravchuk era visto como un patriota ucranio por haber llevado al país a la independencia en 1991, y Kuchma, un paladín de la reintegración con Rusia, por haber sido el director de una fábrica de misiles en la URSS.

Litvín considera, sin embargo, que hay grandes diferencias entre ahora y los comicios de 1994, que fueron "los más democráticos de la historia del país". "Los que se enfrentaban en 1994 eran románticos e idealistas y, tras ellos, no había los duros cálculos económicos y los grupos financieros e industriales que apuestan por ellos en una lucha que no pueden perder". Los candidatos manifestaban antipatía personal, pero no reflejaban unos intereses económicos como los de hoy. El precio de entonces era insignificante en comparación con la inversión actual en la campaña electoral", señala. "Tampoco existía el trabajo zafio y sucio de los especialistas en técnicas electorales", sentencia.

¿Podría Ucrania, como Rusia, sufrir una involución de las libertades democráticas? "Ucrania", cree Litvín, "es el país que más ha avanzado por la democracia en el espacio postsoviético. Las elecciones deben verse como un catalizador para continuar la democratización. No se podrá parar a la sociedad y yo creo que el vencedor deberá tener en cuenta no sólo la opinión pública en el interior del país, sino fuera del mismo, y para ello deberá dar pasos para reforzar la sociedad civil. De lo contrario, tendrá dificultades para encontrar apoyo en el interior del país y será incomprendido en Occidente". Para afirmarse como líder de la nación, el presidente deberá, a su juicio, esforzarse en garantizar la libertad de información, el imperio de la ley, el fin del monopolio de los medios informativos y la equidistancia con los grupos financieros e industriales, además de reformar el sistema de orden público, hoy sometido al presidente.

Recorte de poder

La Constitución de Ucrania es de corte presidencialista y, en opinión de Litvín, es difícil prever "cómo se comportará el titular en el futuro". En teoría, ambos candidatos coinciden en la necesidad de una reforma que recorte sus competencias a favor del Parlamento y del Gobierno. En la práctica, no queda claro si tal consenso es real o retórico. Litvín se inclina por lo segundo. En su opinión, el vencedor de las elecciones "pedirá a la gente que tenga paciencia y que espere a la reforma política por lo menos cinco años". "Creo que tanto uno como otro candidato actuarán así y que el equipo del vencedor no le permitirá a éste recortar sus competencias y renunciar a algo". "El poder, como el dinero, siempre es insuficiente, y siempre se queda corto. Por eso es muy complicado renunciar a competencias".

El Parlamento, en cualquier caso, no lo tendrá fácil, ya que "deberá probar su independencia y luchar por afirmarse como máximo órgano representativo". La Rada ha hecho todo lo que ha podido para evitar falsificaciones, entre otras cosas, tratar de controlar mejor el proceso electoral. Y no lo ha conseguido. "Esperamos que el hecho mismo de haber planteado el problema y haberle prestado atención será una advertencia para los que quieren jugar sucio. Deben entender que manipular a la gente, y hablar y actuar por ella, está preñado de consecuencias, más tarde o más temprano".

Vladímir Litvín.
Vladímir Litvín.OLEKSANDR KLIMENKO

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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