En el museo
Como el silencio forma parte de la música, con él se acompañó Juan Hidalgo en su concierto dentro de la celebración de los cuarenta años de ZAJ. Con el silencio y con los ruidos de los objetos que maneja, y con los de un bebé al que habían llevado a verle y con los pitiditos de unas cámaras de fotos que se usaron más que en un bautizo. Había, sí, una Canción en el programa, horrible por cierto, cuya escucha a oscuras quería ser, en realidad, el momento más provocador de la función urdida por este declarado "hijo de Cage, nieto de Duchamp y pudiera ser que biznieto de chinos". En su estupenda filiación están sus intenciones y, como en sus familiares, el camino del susto a la sonrisa ya está recorrido. Y que conste que nada de lo que Hidalgo ofrece se ha quedado viejo. Tan asimilado está que a uno le podía parecer estar viendo uno de esos vídeos de Bill Viola que hoy son paradigma del arte preconsumido. Sólo que, y en eso gana Hidalgo, aquí la emoción no se regala con la entrada.
ZAJ
Concierto de Juan Hidalgo. Círculo de Bellas Artes. Madrid, 19 de noviembre.
El artista -chaqueta hueso, jersey malva, pantalones verdes- espera a que se siente el público, hace sus cosas -minimalismo puro, uso del tempo como recurso de una rítmica narrativa elemental y eficaz-, cronometra los intermedios entre cada parte del programa, termina y recoge el tingladillo mientras los demás nos vamos. Superada la antigua provocación por un tiempo que las conoce todas, hay algo de ingenuo en la repetición de ésta, de poesía de buena ley -la que está en Abrir la boca, cerrar los ojos o en 1, 2,... 13-, de nostalgia porque el mundo no sea ya lo que fue cuando se podía creer en estas cosas que hoy nos conmueven como si las viéramos en el museo.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.