Valerón encuentra a Tristán
La apuesta ofensiva de Irureta sirve al Deportivo para tumbar al Villarreal
El Deportivo vio la luz el día en el que Irureta se quitó el corsé y pensó que si tenía que morir había que hacerlo con elegancia. Se juntaron el comité de sabios, Fran, Valerón, Luque y Tristán, en una misma alineación y el conjunto gallego brilló y consiguió una victoria en una cancha difícil, inexpugnable hasta ayer. Valerón encontró a Tristán y a Luque, y todo pareció sencillo, como antes. Nada puede achacarse al Villarreal, que mostró todo su repertorio de buenas intenciones, pero sin acierto en el remate.
Las circunstancias obligan de vez en cuando a hacer encaje de bolillos para intentar hacer una alineación coherente. Las lesiones y sanciones forman parte del juego. Le sucede a la mayoría de equipos. Le sucede al Villarreal y al Deportivo también. Nadie escapa a las rotaciones obligadas y con varias ausencias notables, así que Irureta dio cancha a lo mejor de que disponía. Los mejores y los más creativos. Al técnico vasco le dio un ataque de lujuria y ordenó un dibujo de lo más atrevido. Salvo Scaloni, como único jugador con aptitudes defensivas, del centro del campo hacia delante todo era alegría en el conjunto coruñés. Junto a Scaloni se colocó Fran como organizador, apoyado en las bandas por Munitis y Luque. Tristán se mantuvo solo en ataque y, por detrás, Valerón ejerció de enganche.
VILLARREAL 0 -DEPORTIVO 2
Villarreal: Reina; Venta, Gonzalo, Q. Álvarez, Arruabarrena; Arzo (Cazorla, m.53), Josico, Riquelme (Font, m. 74), Sorín; José Mari y Forlán.
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Cesar (Amo, m. 85), Andrade, Romero; Munitis, Scaloni, Fran, Valerón, Luque (Héctor, m.76); y Tristán (Duscher, m.52).
Goles: 0-1. M. 31. Tristán, a pase de Valerón. 0-2. M. 59. Luque, también a pase de Valerón.
Árbitro: Iturralde González. Expulsó a Arruabarrena (m. 72). Amonestó a Cesar, Luque, Sorín, Quique Álvarez y Scaloni.
Unos 17.000 espectadores en El Madrigal.
El abrazo a la lírica de Irureta puede interpretarse como un intento de revitalizar a un grupo en aparente estado de apatía. A pesar de tener a tiro las posiciones nobles, hay cierto aire melancólico en el equipo coruñés, como si los mejores tiempos hubiesen pasado. Aburridos de tanto conocerse, como un matrimonio largo y monótono, Irureta introdujo un poco de picante en la relación.
La excitante apuesta gallega tenía un claro mensaje: matar o morir en el intento, sin medias tintas. El problema que podía tener el conjunto gallego era la calidad de su rival y la buena relación que mantiene con su estadio, en el que nadie había conseguido marcarle un gol en los cinco encuentros anteriores. Tal honor fue abortado por Tristán a los 31 minutos, tras un pase de Valerón, una combinación sencilla y natural entre dos jugadores que manejan el mismo lenguaje. Se adelantó en el marcador el Depor, aunque lo pudo hacer antes, como también lo hubiese podido hacer el Villarreal en más de una ocasión, capitalizando las acciones Riquelme, que tuvo la compañía en la izquireda de Sorín, defensa al que le gusta más el ataque que a un niño un caramelo.
El partido nació abierto y prosiguió así durante su desarrollo. El Deportivo quería poner tierra de por medio y el Villarreal no le quedaba otra opción que intentar neutralizar la desventaja. Entonces Irureta decidió, nada más comenzar el segundo acto, volver a los orígenes y apuntalar el centro del campo con la entrada de Duscher por Tristán, pasando Luque a la posición de delantero. La apuesta le salió de lujo. En una contra, Valerón volvió a encontrar un camino por el cual asistir a Luque, que puso la guinda con una vaselina perfecta que dejó clavado a Reina. Ahí murió el partido. Y renació el Depor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.