El acusado de la muerte del cineasta, un radical en Internet
El joven holandés de ascendencia marroquí Mohamed Bouyeri, presunto asesino del cineasta Theo van Gogh, estuvo chateando en Internet sobre su concepto radical del islam hasta ocho horas escasas antes del crimen. Según la emisora holandesa Radio 1, la página que utilizaba, www. marokko.nl, contenía centenares de mensajes suyos, el último de los cuales databa de la madrugada del 2 de noviembre. Esa misma mañana apuñaló y tiroteó a su víctima. Toda la información concerniente al caso hallada en Internet ha sido borrada para el público, pero obra en manos de la policía.
Mohamed Bouyeri formaba parte del denominado grupo de la capital (por Amsterdam), considerado por los servicios secretos holandeses como una red extremista que reclutaba jóvenes para la lucha santa y coordinaba posibles atentados. Si bien el espionaje sostenía que su papel en el grupo era secundario, de sus conversaciones en Internet se deduce que se volvió más radical a partir de octubre pasado. Ese mes la policía holandesa efectuó un registro en una casa de Utrecht habitada por inmigrantes marroquíes y Mohamed Bouyeri empezó a describir con mayor detalle la aportación que estaría dispuesto a realizar en nombre del Islam.
Redes extremistas
Para las autoridades holandesas, el hecho de que las redes de extremistas musulmanes se comuniquen cada vez con mayor intensidad a través de Internet dificulta su búsqueda. Los sitios se abren y cierran con frecuencia, y, cuando son forzados a borrarlos por su contenido radical, vuelven a aparecer por medio de un servidor radicado en el extranjero.
Algunas páginas islamistas moderadas, en busca incluso de patrocinadores que puedan financiarles, cerraron de forma temporal tras el asesinato de Van Gogh para evitar problemas. Es el caso de Elqalem.nl, que recibió amenazas de la extrema derecha y cuyo responsable, Mohamed Jabri, asegura que habla en nombre de "decenas de miles de jóvenes musulmanes holandeses de nuevas generaciones". El Gobierno estudia modificar la legislación para poder clausurar los sitios de Internet que promuevan la violencia o el extremismo religioso.
Mientras ello sucede, el Ejecutivo holandés ha tenido que encajar una dura crítica contra sus servicios secretos, que carecerían en estos momentos de fondos y dotación suficientes para realizar su labor. Según un informe oficial publicado ayer, el hecho de que las atribuciones del espionaje nacional estén repartidas entre distintos ministerios, como Interior y Justicia, reduce asimismo su poder de actuación.
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