El sector de promotores ve inviable el nuevo proyecto de Calatrava

La operación urbanística destinada a cerrar el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias con la construcción de cuatro torres "verticales y una tumbada" sobre una parcela de 18.000 metros cuadrados en el último tramo del viejo cauce del río Turia ha sido acogida con "decepción y sorpresa" por varios promotores inmobiliarios valencianos que ponen en duda incluso la viabilidad de su ejecución.

Gerardo Camps, consejero de Hacienda y presidente de CACSA, promotora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, explicó ayer en rueda de prensa que el concurso público responde a "un compromiso con los acreedores" de la empresa pública "para amortizar parte de la deuda" que acumula la sociedad, y que cifró en 550 millones de euros. Camps dijo que la Generalitat estima que el concurso público para adjudicar a la iniciativa privada la construcción de las torres de acuerdo con el proyecto del ingeniero valenciano generará unos ingresos en torno a los 280 millones de euros. Aunque "podría elevarse a 350 millones de euros según otros expertos", añadió sonriente el consejero de Hacienda.

También sugirió que la adjudicación de la construcción de las torres sobre una parcela de 18.000 metros cuadrados podría resolverse a través de uno o varios concursos separados.

Pero el empeño del responsable de CACSA por celebrar una iniciativa que paliaría gran parte de la deuda acumulada por la empresa pública -cuya situación llevó al Banco Santander a pignorar sus acciones- contrasta con la evidente frialdad que expresó un promotor valenciano ante el nuevo proyecto, que ha provocado, dijo, "sorpresa y decepción" en el sector.

Las dos parcelas que conserva la Generalitat en el cauce del río junto al complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias fueron expropiadas para uso público. Sólo podrían levantarse sobre ellas viviendas de protección oficial. Ya se han dictado dos sentencias al respecto, según otra fuente del sector.

Pero más allá del problema legal, la construcción de los rascacielos que propone Santiago Calatrava entraña otros problemas.

Un promotor desciende al detalle. "Los mejores solares de Valencia, ya urbanizados y dispuestos para edificar, se ofertan en la actualidad a un precio de unas 300.000 pesetas (1.800 euros) el metro cuadrado", explica.

Las estimaciones avanzadas por el presidente de CACSA arrojan un precio similar para el suelo de la parcela sobre las que se levantarían los rascacielos, entre 1.600 y 2.100 euros por metro cuadrado.

Pero la edificabilidad prevista la parcela sobre la que se levantarían las torres, estimada en unos 160.000 metros cuadrados, arroja una proporción de uno a ocho sobre el suelo. Mientras que los promotores suelen trabajar con una proporción mínima de uno a 20 y sin necesidad de ajustarse a las exigencias de un ingeniero reconocido en todo el mundo.

El mismo promotor asegura que su equipo habitual de arquitectos cifra en torno a otros 1.800 euros el coste de construcción por metro cuadrado de los edificios diseñados por Calatrava. Al margen de las calidades que haya previsto el ingeniero, la superficie para servicios comunes que exige un rascacielos puede consumir hasta un tercio del total construido, recuerda la misma fuente.

Beneficio ajustado

"Si añadimos el coste de las licencias y la publicidad, ¿qué precio de venta al público tendría el metro cuadrado?", se pregunta el mismo promotor, que estima en torno a los 6.000 euros por metro cuadrado el precio mínimo de venta para obtener un beneficio ajustado.

Un aspecto que el presidente de CACSA evitó precisar pero que dejó en el aire es el coste de urbanización de la parcela sobre la que se levantarían las torres. Una factura que habría que añadir a los costes de edificación y también repercutiría sobre el precio final de venta.

Otra fuente vinculada al sector asegura que el proyecto presentado el domingo por el presidente de la Generalitat y la alcaldesa de Valencia fue elaborado por Calatrava como alternativa a la Torre de Comunicaciones prevista en el complejo diseñado en 1986 y que fue descartada a raíz de la llegada de Eduardo Zaplana a la presidencia de la Generalitat en 1995.