¿De qué van con lo del agua?

Vuelvo a leer en EL PAÍS del 9 de noviembre que está claro, para algunos políticos, que el agua del Ebro, o de las desaladoras (me da igual), estaba prevista para el riego de campos de golf en la Comunidad Valenciana. Yo no sé si a nuestros políticos los engañan o pretenden engañarnos a nosotros. El agua que, con tanto ardor, se reclama en esta comunidad va destinada básicamente al ladrillo.

Alrededor del ladrillo, apartamentos, hoteles, chalets, a veces se proyecta un campo de golf, para hacerlos más atractivos a los especuladores y a los honrados compradores, pero no he visto ni un solo proyecto de nuevo campo de golf en esta comunidad que no esté asociado a una macrourbanización.

Y así se engaña a los ecologistas. Que se ceben en los campos de golf, pongámoslos como chivo expiatorio, que se olviden de nuestras macrourbanizaciones, las que realmente consumen el agua. Luego podemos intentar vender a la opinión pública y a las autoridades que el campo de golf se regaría con agua reciclada de la urbanización.

Si no tragan, pues no tendremos campo de golf, pero sí tendremos urbanización. Será por este planteamiento que el destrozo urbanístico de la costa de la provincia de Valencia, desde El Perellonet hasta el infinito y más allá, no haya sido combatido por el ecologismo con la fuerza que se merecía. ¡Como ahí no se han hecho Campos de Golf!