"Me vengaré del mar"
Un barbateño crea un chaleco salvavidas con GPS, móvil y cámara integrada
Agustín quiere vengarse del mar que hace casi diez años se llevó a sus dos primos marineros cuando pescaban en aguas próximas al faro de Trafalgar, en la localidad gaditana de Barbate. Desde aquel 21 de enero de 1995, en el que desapareció para siempre el rastro de sus dos parientes, está en su mente el poner en marcha un mecanismo tecnológico que evite nuevos náufragos.
Su trabajo le ha permitido culminar un chaleco salvavidas con GPS, móvil, cámara con videoconferencia y un innovador sistema de ondas electromagnéticas y luces estroboscópicas, capaz de reducir el tiempo de rescate y facilitar la localización de las personas que han caído al agua. Asegura que cuando salve la primera vida con su invento, habrá cumplido su venganza.
Agustín Fernández Maldonado tiene 33 años y lleva un tercio de su vida ultimando el prototipo que ya tiene listo. Vive en Barbate, un municipio donde conoce a muchas familias rotas por las tragedias del mar. Una de esas familias es la suya, de ahí su interés personal en que su chaleco salvavidas pueda ser usado cuanto antes.
Su invento, que presenta como Aerospam, incorpora al chaleco tradicional un GPS, que mantiene una comunicación constante con un satélite y un sistema de telefonía móvil con cámara añadida que permite mantener una comunicación a tiempo real con el náufrago por videoconferencia. "Para alguien que está perdido en el mar, es muy importante poder hablar y escuchar a alguien porque es una situación desesperada", señala. El dispositivo es automático y se activa en cuanto entra en contacto con el agua. Además, tras la caída, se despliega un globo de ochenta centímetros de diámetros a veinte metros de altura con luces estroboscópicas, que permiten localizar más fácilmente a la persona que necesita ser rescatada. El mecanismo emite ondas electromagnéticas, pero lo hace a veinte metros de altura porque si lo hiciera bajo el mar atraería a posibles depredadores. "En el agua, los seres humanos somos comida", advierte.
Según su creador, el chaleco está diseñado para que el centro de salvamento pueda localizar a la persona en peligro en menos de 20 minutos, que es el tiempo que tarda en producirse una hipotermia en aguas frías. "Puedo demostrar que este prototipo es más rápido que cualquier sistema actual". Agustín detalla que, hasta ahora, las radio balizas que utilizan los barcos hacen perder "minutos de oro" y no garantizan que se encuentre a los náufragos desperdigados en el agua.
El chaleco salvavidas ya está patentado y ha ganado varios premios en certámenes nacionales. El precio del prototipo final que ha fabricado es de 420 euros por unidad, aunque su inventor confía en que el apoyo de las instituciones públicas rebajen esa cifra a unos 150. "Yo lo he ideado para el marinero de a pie", explica.
Hasta ahora, su creación sólo ha recibido algunas ayudas privadas. Espera, con todo, el respaldo de las administraciones para que el chaleco salvavidas pueda ser fabricado en serie y así hacerlo más accesible a los armadores. Propone que los gobiernos lo financien al cincuenta por ciento y que la otra mitad la paguen los propietarios de los barcos.
Agustín Fernández dice que, cuando lo pueda poner a la venta, utilizará un lema que ha hecho propio: no más náufragos. Algunos de sus vecinos se le acercan y se lamentan de que su chaleco no estuviese listo años antes, cuando perdieron a algún ser querido en el mar. Otros conocidos le dicen que está loco por haber dedicado diez años de su vida a hacer viable este proyecto. Él está convencido de que cuando su invento salve la primera vida, las administraciones lo harán obligatorio. En ese momento, cumplida su venganza contra el mar, Agustín sabrá que una década de trabajo ha merecido la pena.
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