"Es posible que estemos en un fin de ciclo"

Javier Irureta se mueve entre el realismo y el empeño por renovar la ilusión de su equipo. No niega la posibilidad de que el Deportivo esté viviendo un final de ciclo, pero tampoco se abandona a la resignación. Antes de salir para Barcelona, hoy se mide al líder de la Liga, el entrenador del Depor analizó la gris circunstancia de un equipo acostumbrado al éxito.

Pregunta. Después de casi tres meses de competición, ya no puede hablarse de un bache pasajero.

Respuesta. Nos está costando coger el tono, pero aún podemos recuperarnos. En la Liga estamos a tres puntos del tercero. Y fuera de casa hemos rendido bien. Nuestro problema ha estado en Riazor, sobre todo, por falta de gol.

P. Hay indicios que apuntan a que podrían estar viviendo eso que se llama final de ciclo.

"La rutina es buena si no implica resignación. Cuando Armstrong hace siempre lo mismo y gana seis Tours, su rutina es sensacional"

R. En parte, sí. Hay jugadores importantes que llevan aquí muchos años -15 en el caso de Fran y más de 10 en el de Mauro- que están en su último año. Es posible, pero todavía no lo sabemos seguro.

P. Aunque el club le ofrecía contratos largos, usted siempre quiso renovar año a año, como si fuera consciente de que llegaría el día en que el equipo no daría más de sí.

R. En cierto modo, sí. Nunca me ha gustado comprometerme por mucho tiempo. Ahora ya llevo siete años y... siempre he sido consciente de que resulta inevitable que, algún día, las cosas lleguen a su final. Mientras tanto, hay que mantener la ilusión y las ambiciones. Aún nos queda una oportunidad en la Champions y seguimos vivos en la Liga y en la Copa.

P. Se dice que llevan demasiado tiempo jugando igual.

R. No es verdad. Siempre ha habido pequeñas matizaciones y variantes que nos han dado la diversidad que se requería en cada momento. Pero es positivo mantener un patrón de juego. Hay equipos como el Ajax que apenas lo han cambiado desde hace años.

P. ¿Y no será que los rivales ya les conocen demasiado bien?

R. Y nosotros también les conocemos muy bien. Yo sé perfectamente cómo me va a jugar el Barça. El regate de Garrincha lo conocía todo el mundo y casi nadie lo podía parar. El fútbol está en función de muchas cosas. Y los jugadores son los que ponen la rúbrica a lo que ha pensado previamente el entrenador. El juego depende de la improvisación y del ingenio de los jugadores, algo que no puede controlar el entrenador.

P. ¿Contaba con que llegarían refuerzos cuando renovó por otra temporada?

R. Contaba con un par de jugadores que eran necesarios. El club lo intentó, pero no pudo conseguirlo por lo que fuere.

P. ¿Y la falta de novedades no habrá influido en que el grupo pierda estímulos?

R. Cada nuevo jugador siempre trae un aire fresco. Aumenta la competitividad, el espíritu de disputa... Aunque tampoco es una garantía, porque hay fichajes que no se adaptan.

P. Algún jugador habla de que les vence la rutina.

R. Pero la rutina es buena si no implica resignación. Cuando Lance Armstrong hace siempre lo mismo y gana seis Tours, su rutina es sensacional. Lo que debe tener un equipo es conocimiento de su forma de jugar. Por lo demás, cada día de la semana variamos el tipo de entrenamiento. Puede que, después de siete años, haya muchas cosas que se repitan, pero a lo largo de la semana no hacemos un entrenamiento igual a otro.

P. Parece que la eliminación en las semifinales de la última Champions tuvo un efecto psicológico negativo, como si el equipo descubriese que había alcanzado sus límites.

R. Visto con la perspectiva del tiempo, ha habido algo de eso. Puede haber sido un efecto de frustración semejante al que causó, en la época de Arsenio, la pérdida de aquella Liga con el penalti fallado por Djukic. Aunque si aceptamos la analogía, sería el presagio de que dentro de algunos años el Depor ganará la Copa de Europa.

P. Hay jugadores en muy baja forma, como Valerón, del que siempre han dependido mucho.

R. Si nos tapan a Valerón y no está Fran, el equipo lo acusa. En el aspecto creativo ambos son muy importantes. Hay otros jugadores en el mediocampo, como Sergio o Duscher, que deben asumir más responsabilidad en ese aspecto.

P. Al equipo no le cuesta tener la pelota, pero su transición al ataque se ha vuelto lenta y previsible.

R. A veces, nos preocupamos en exceso de tener la pelota y nos falta un poco de arrojo, de verticalidad para buscar la portería, con lo que damos tiempo a que el rival se repliegue. Para eso dependemos mucho de la velocidad de Luque. Cuando teníamos la opción de Makaay, éramos más verticales.

P. ¿Cree que no se valora lo suficiente la trayectoria de estos años?

R. La perspectiva del tiempo permitirá una valoración que sea un fiel reflejo de lo que hemos conseguido. Llevamos cinco años en la Champions, siempre entre los tres primeros de la Liga, por el medio hemos ganado una Copa... Y eso teniendo en cuenta las disponibilidades del club y el tamaño de la ciudad. Antes de que yo llegara, se hicieron grandes fichajes como Bebeto, Mauro Silva, Rivaldo... En mi etapa, hemos vivido de buenos jugadores fichados a equipos pequeños.

P. ¿Y, personalmente, no teme que todo acabe mal?

R. No creo que suceda, pero tampoco sería el primero al que le ocurre. Aunque los aficionados y el periodismo tienden a valorarte por el último resultado, no es algo que me preocupe. Son las cosas del fútbol.