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Tres años en la vida perdida y solitaria de un infiltrado en ETA

Courtois reconstruye la historia de Lobo en clave de 'thriller'

Rocío García

Han pasado casi treinta años y todavía lleva sus manos enfundadas en guantes para ocultar sus huellas dactilares. Cambió de rostro y de identidad. Perdió amigos y familia. Se le conoce como Lobo y se infiltró en ETA desde 1973 a 1975. Miguel Courtois ha reconstruido la historia de este agente de los servicios secretos en El Lobo, un filme que reconstruye en clave de thriller la lucha antiterrorista de los últimos años del franquismo. "No es un filme militante ni político, pero sí objetivo", aseguró ayer su director. Protagonizada por Eduardo Noriega, la película se estrena el viernes en 175 salas.

Eduardo Noriega sólo ha hablado con Lobo una vez terminada la película

Se infiltró en ETA empujado por los servicios secretos españoles. Su nombre real es Mikel Lejarza, tiene ahora 57 años y vive en la clandestinidad y en medio de grandes medidas de seguridad desde finales de 1975, cuando provocó la caída de unos 150 activistas y colaboradores de ETA, incluyendo a la cúpula dirigente de entonces. La historia de esos años ha sido reconstruida en El Lobo, filme dirigido por el francés Miguel Courtois y protagonizado por Eduardo Noriega, José Coronado, Mélanie Doutsey, Santiago Ramos, Patrick Bruel, Jorge Sanz y Silvia Abascal.

"No es un filme militante de un lado o de otro. Es una parte de la historia de España de hace treinta años. Es una película objetiva y equilibrada", explicó ayer en Madrid Miguel Courtois durante la presentación a la prensa. "Hemos querido hacer una historia totalmente fiel a la realidad, donde no hay ficción, aunque muchos de los personajes son mezcla de varios reales", añadió el director, para quien la distancia es la que ha hecho posible la neutralidad y objetividad ante unos acontecimientos que marcaron el final del franquismo. "Si esta película puede alimentar un debate legítimo habremos conseguido nuestro objetivo, pero si además el espectador se encuentra ante un filme de acción y entretenido, lo habremos cumplido doblemente".

El guión, realizado por Antonio Onetti, se escribió a partir de largas horas de conversación con el propio Lobo, aunque el equipo de la película realizó una intensa labor documental sobre los hechos. "No es la visión de Lobo", resaltó el periodista Melchor Miralles, uno de los productores ejecutivos de la película. "Una vez terminado el guión, Lobo no ha intervenido para nada en el montaje".

Eduardo Noriega tenía dos años cuando ocurrieron los acontecimientos que se relatan en el filme y los ha conocido ahora en profundidad gracias al guión del filme y a su investigación personal por las hemerotecas. Sólo ha hablado con Lobo una vez terminada la película. "Nunca dejo de hacer ficción aunque esté inspirado en hechos reales", explicó Noriega sobre su papel, aunque sí reconoció que el hecho de interpretar a un personaje real y, en este caso, todavía vivo añade una responsabilidad especial a la interpretación. "Al final, todo es ficción y uno se rige por el guión, pero sí es verdad que hay un punto de mayor vértigo".

Fue la combinación de acción, ritmo trepidante y realidad sobre un hombre "atrapado" lo que engatusó a Noriega. "Lo que más me interesó fue la evolución de ese chico de 25 años, vasco, católico, de pueblo, que comienza a colaborar con los servicios secretos empujado por circunstancias personales y que cuando él intenta ser héroe, la policía le abandona y le margina y ETA quiere acabar con él. Es la historia de una soledad y de una pérdida", añadió Noriega.

Militancia o no militancia. Ésa fue una de las discusiones que se plantearon en la presentación de la película. La zanjó clara y llanamente el actor y músico francés Patric Bruel, que interpreta a Nelson, el más alto dirigente etarra de la época. "Es un gran honor participar en esta película que trata uno de los aspectos más importantes de la historia de vuestro país", señaló dirigiéndose a los periodistas. "Debo decir que El Lobo no es un filme militante ni político, pero hacerlo sí es una acción militante. Para mí éste es un filme sobre un problema de elección, la elección que tuvo que tomar ETA en 1975 sobre apoyar la democracia que nacía en España o combatirla".

De izquierda a derecha, José Coronado, Miguel Courtois, Eduardo Noriega y Jorge Sanz.
De izquierda a derecha, José Coronado, Miguel Courtois, Eduardo Noriega y Jorge Sanz.BERNARDO PÉREZ
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