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Entrevista:JEFFREY A. LIEBERMAN | Catedrático de psiquiatría

"El gran reto es detectar la esquizofrenia antes del brote"

El tratamiento precoz de la esquizofrenia, una enfermedad que afecta a 400.000 personas en España, tiene en el investigador estadounidense Jeffrey A. Lieberman, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Carolina del Norte, uno de sus principales valedores. Éste es el gran reto de los investigadores ya que, según Lieberman, invitado la pasada semana al VIII Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado en Bilbao, "no existen aún herramientas muy definidas para reconocer los síntomas previos al primer brote psicótico". Lo que sí parece claro, a la luz de los últimos estudios, es que hay una relación directa entre el consumo de drogas estimulantes y el incremento del riesgo de padecer la enfermedad.

Cuanto más tarda el paciente en acudir al psiquiatra, más tarda la respuesta al tratamiento

"Ya se sabe que en las personas enfermas, el consumo de estas sustancias agudiza los síntomas. Pero también se ha demostrado, aunque este asunto sigue generando controversia, que si se toma drogas antes de que aparezca la enfermedad, aumenta el riesgo de padecerla. Es como echar gasolina al fuego", recalca Lieberman. No es éste el único hábito que influye negativamente en la esquizofrenia. También el uso de estupefacientes o el tabaquismo de las madres durante el embarazo aumenta el riesgo en sus hijos. Traumas de nacimiento, factores ambientales, incluso patógenos infecciosos como el toxoplasma, se hallan asimismo entre las causas desencadenantes.

En el 60% de los casos, según estimaciones de Lieberman, la esquizofrenia tiene origen hereditario. Se han identificado ya una docena de genes -como el neuregulin, el DISC-1, o el COMT- que provocan una mayor predisposición a sufrir la patología.

Tan diversos como sus orígenes y tan difusos como sus desencadenantes son los síntomas que preceden al brote psicótico con el que suele debutar la enfermedad. De ahí que no haya un sistema de diagnóstico previo bien definido. Ante esta ausencia, Lieberman aboga por un tratamiento lo más precoz posible, en cuanto se observan alteraciones de la conducta. "El tratamiento precoz mejora los resultados. Existe un gran movimiento en el mundo de la psiquiatría en su favor. Cuanto más tiempo tarde el enfermo en acudir al psiquiatra, más tiempo tarda en responder al tratamiento. El éxito depende de lo que se tarde en abordar el problema", asegura.

A expensas de la aparición de un sistema de diagnosis fiable capaz de reconocer los primeros avisos, Lieberman apuesta por una intensa labor de educación y divulgación, dirigida a la sociedad en general y a los médicos de familia en particular. "Debemos divulgar qué es la esquizofrenia, cómo actúa la psicosis, con el fin de eliminar las falsas creencias que rodean a esta enfermedad", insiste. Y este esfuerzo también debe dirigirse al propio paciente, para que conozca su evolución, sus capacidades y sus limitaciones. Uno de los principales problemas es que muchos enfermos no admiten estarlo y abandonan el tratamiento. El incumplimiento terapéutico agrava la evolución. El arsenal de fármacos antipsicóticos disponible permite un control eficaz de los síntomas, de modo que el paciente puede hacer vida normal, a condición de que no abandone el tratamiento. Los antipsicóticos de tercera generación, como el aripiprazol, son efectivos y tienen menos efectos secundarios, pero presentan el problema de su elevado precio, ya que cuestan diez veces más que los anteriores. "Ésta es una cuestión compleja y conflictiva", señala Lieberman.

Jeffrey A. Lieberman, durante su estancia en Bilbao.
Jeffrey A. Lieberman, durante su estancia en Bilbao.F.DOMINGO-ALDAMA

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