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LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA | Los Estados clave

Los demócratas temen que Ohio reviva el caos de Florida en el año 2000

El miedo al fraude moviliza a miles de activistas de ambos partidos en un Estado decisivo

Decenas de miles de activistas demócratas y republicanos están en pie de guerra hoy en el Estado de Ohio ante lo que cada partido ve como la posibilidad de un fraude histórico. Los demócratas, en particular, temen una repetición de lo ocurrido en 2000 en Florida, el Estado cuyo polémico proceso electoral resultó determinante en la victoria de George W. Bush. Como en Florida hace cuatro años, en Ohio en 2004 la maquinaria electoral está en manos de un secretario de Estado republicano que da la casualidad que también es copresidente de la campaña estatal de Bush.

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Como en Florida entonces, los demócratas temen que las autoridades electorales republicanas se las ingenien para limitar el acceso al voto a personas que viven en distritos donde se sabe que hay mayoría a favor de John Kerry.

Y es que hay mucho en juego en Ohio. De los tres Estados donde se considera que se decidirá la identidad del futuro presidente -los otros dos son Florida y Pensilvania-, Ohio, el séptimo más grande del país en cuanto a población, es donde sondeo tras sondeo se demuestra que hay un empate absoluto entre los dos candidatos. Otro dato elocuente es que siempre que un republicano ha ganado las elecciones a nivel nacional, las ha ganado a nivel estatal en Ohio, donde hay 20 votos del colegio electoral en disputa.

Por eso los demócratas han lanzado 100.000 voluntarios a hacer campaña en las calles de Ohio; los republicanos han contado con 78.000. Por eso ha habido un bombardeo de anuncios en televisión, en los cuales ambos partidos han gastado más de cien millones de dólares. Por eso Bush ha estado seis veces en Ohio en el último mes; Kerry, ocho. Y por eso tanto el presidente como la primera dama estuvieron ayer en Cleveland, la ciudad más grande de Ohio, con tres millones de habitantes, y por eso Kerry eligió Cleveland para cerrar su campaña anoche, acompañado del veterano rockero y símbolo nacional Bruce Springsteen.

La furia demócrata por evitar que ocurra en Ohio lo que ocurrió en Florida se ha demostrado en el vigor con el que han animado a empadronarse a cientos de miles de personas que no habían votado antes. Los republicanos, a su vez, han denunciado que muchos de estos nuevos votantes no tienen derecho a votar. O porque se han mudado o han estado en la cárcel o se han muerto. Los republicanos han insistido en el derecho, citando una oscura ley del año 1953, a tener representantes en cada casilla electoral para impugnar, si fuera necesario, su derecho al voto.

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Los demócratas -cuya consigna en las calles de Cleveland es "¡Esta vez no!"- han reaccionado con la indignación que se veía en los partidos opositores de México durante los tiempos en que el Partido Revolucionario Institucional recurría permanentemente a lo que llamaban "la alquimia electoral" para perpetuarse en el poder. Argumentan que el sistema de impugnación que proponen los republicanos es ante todo una táctica para ralentizar el voto, para crear colas tan largas que muchos se desanimen y se vayan a sus casas sin votar. Es decir, una especie de fraude que, según los demócratas, se efectuará sólo en los distritos electorales donde los demócratas tienen mayoría.

Impugnaciones sistemáticas

El consenso general es que cuantas más personas voten, más alta será la posibilidad de que gane Kerry. Y no sólo en Ohio, sino también en otros estados. Por eso, increíblemente, el líder republicano en el congreso estatal de Pensilvania tuvo la insensatez de reconocer que su misión era "limitar los números de votantes".

No estaba claro ayer por la tarde si los republicanos lograrían llevar a cabo su plan de "impugnaciones" sistemáticas. Por la mañana temprano de ayer un juez declaró que semejantes acciones serían ilegales. Pero los republicanos iban a recurrir ante otro tribunal y la decisión no se sabría hasta hoy.

Como posible señal de que los republicanos tienen más que esconder en Ohio que los demócratas, un equipo de observadores electorales internacionales intentó entrar en la sede del Partido Republicano en Cleveland, pero les negaron el acceso. En la sede del Partido Demócrata los recibieron como aliados.

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