El rock enérgico de Lydia Lunch y el 'funk' irónico de Mocky rubrican la clausura del festival Periferias
En el pozo de delirantes sorpresas que propone el festival Periferias, parte de las mejores quedaron para su última jornada, completa de actuaciones, que el domingo llenó los escenarios de espectáculos tan sorprendentes como interesantes: Desde gitanos haciendo versiones de Frank Zappa, el grupo oscense Kingteto, hasta la desternillante y bailable presentación del nuevo proyecto de Mocky, pasando por la primera actuación de los reformados Der Plan alemanes o la musa de la no-wave neoyorquina, aún en plena forma, Lydia Lunch.
Esta edición ha permitido el primer concierto de reunificación de los alemanes Der Plan, una especie de cruce entre DAF y Kraftwerk con el pop bizarro y las melodías marcialmente germánicas. Un batiburrillo desternillante con los tres miembros del grupo, que hacía 15 años que no actuaban, disfrazados y haciendo play back completo como una broma más de su espectáculo. Ésa fue la primera actuación nocturna de la jornada, que luego viró hacia el rock terso y crispado de Lydia Lunch. La que fuera una de las insignias de la no-wave neoyorquina se ha mantenido muchos años en un discreto segundo plano del que sólo sale para hacer actuaciones que obligan a preguntarse por qué no sigue en primer plano.
Canciones crispadas
Con una instrumentación que incluía saxo, percusión y guitarra, instrumentos que, por supuesto, no hacían dibujos convencionales, Lydia Lunch comenzó haciendo una suerte de blues retorcido, para pasar luego al rock y a la spoken poetry, recitando con fuerza y convicción. Todo lo demás fue sacudido por la energía de una voz que podría recordar a la de Marianne Faithfull y una actitud en la que se resumen retazos de PJ Harvey, Patti Smith o Tom Waits, entre muchos otros. Todo ello al servicio de unas canciones crispadas, de forma imprevisible, y sonidos inventados por saxofonista y guitarra. Una vez concluida la actuación de Lydia podía pensarse que ya nada quedaba, amén de las evoluciones del disc jockey Aï, un alocado performer que, lejos de mezclar sus canciones, algo por otra parte imposible, dada su disparidad estilística, las presentaba acudiendo al histrionismo. Error. Periferias guardaba su última carta con la presentación del nuevo espectáculo del canadiense Mocky, compinchado esta vez con Kevin Blechdom, Taylor Savvy y AD Hawk. Puesto en otras palabras: un recitador que también operaba con un guiñol, un batería que también cantaba y una artista de electrónica sirviendo bases y tocando los teclados.
El disco que recoge este proyecto se llama Are + be, un término que ironiza sobre el de rhythm and blues -en inglés, pronunciado como are and be-. Con este juego de palabras y un absoluto desparpajo lleno de ironía -Will Smith fue postulado como presidente, Micky Mouse fue el moterfucker de un recitado hip-hopero, Blechdom y Hawk se peleaban en vez de hacer coros, todos los músicos hicieron flexiones en escena, Phil Collins fue blanco de la ironía del cuarteto...-, Mocky fue la rúbrica perfecta para una programación heterodoxa. Tirando de funk marciano y de hip-hop, su actuación resultó tan risible como bailable, yendo mucho más allá de la tontería ocurrente y graciosa y metiéndose en la miga de la música, de los sonidos negros. Fue el final de un Periferias que un año más ha situado en Huesca la capitalidad de la imaginación y de la osadía durante unos días de octubre.
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