El difícil relevo de Sainz
Dani Solà, de 29 años, es el mejor situado, pero precisa un patrocinador con dos millones de euros
Un cierto halo de nostalgia sobrevoló ayer por el parque de asistencia de Vic cuando Carlos Sainz despegó con su Citroën por última vez en dirección a Lloret de Mar. "¿Qué nos espera ahora?", se preguntaba uno de los cientos de aficionados apostados junto a la valla que le separaba del bicampeón español. "Buenos pilotos los tenemos y Dani Solà es quien más cerca está", comentaba el veterano Antonio Zanini, un clásico de los rallies; "pero para que España pueda tener un volante en el Mundial eso no basta. Hace falta que algún patrocinador, nuestro petrolero, esté dispuesto a realizar una fuerte apuesta". El montante indispensable ronda los dos millones de euros.
La cuestión que plantea el adiós de Sainz no es algo banal. Para una modalidad automovilística ya de por sí minoritaria, como los rallies, tener o no a alguien luchando entre los grandes puede ser determinante para lograr una implantación en cualquier país. Cuando Zanini, Beni Fernández, Salvador Servià y Salvador Cañellas se abrían camino en el Campeonato de Europa , muchos españoles descubrieron esta esoecialidad. Cuando Zanini fue campeón europeo, en 1980, con un Porsche Almeras, las carreteras catalanas ya comenzaban a colapsarse cada vez que el de Viladrau corría por ellas. Pero cuando, en 1990 y 1992, Sainz se proclamó campeón mundial la explosión fue brutal.
"Sólo pido una oportunidad. Si no la aprovecho, me voy a casa"
Desde 1980 siempre hubo un hilo conductor que permitió a la afición hacer apuestas sólidas por sus pilotos. Servià mantuvo la tensión, a un nivel más discreto, entre Zanini y Sainz. Pero, cuando cogió el mando, el madrileño eclipsó todo lo demás. Chus Puras, que ganó una carrera del Mundial -Córcega, en 2001-, fue víctima de esa situación. Y en los últimos 15 años Sainz se convirtió prácticamente en el único. Avalado por sus dos títulos, por sus cinco subcampeonatos y por el récord de victorias que ha atesorado -con 26, es quien más carreras mundialistas ha ganado-, fue la estrella inalcanzable, pero, al mismo tiempo, actuó como una especie de estilete que cortaba todo lo demás, que lo hacía innecesario.
Y ahora, en el momento de su adiós, resurge con virulencia la cuestión de su relevo porque España necesita imperiosamente un piloto en el Mundial que sea capaz de ganar carreras y títulos en el futuro. "Precisamos una figura que lleve la bandera", asegura Amand Barfull, director del Rally Catalunya y vinculado al automovilismo toda su vida; "Sainz lo hizo y es insustituible porque es un crack. Pero hay pilotos capaces de coger el relevo: Solà, Xevi Pons y Daniel Sordo. Solà es quien está mejor posicionado porque este año ha podido correr algunas carreras del Mundial con un Mitsubishi WRC, sin pagar un euro, y ha demostrado que se puede confiar en él. Sin embargo, necesita el apoyo económico que también tuvo Sainz cuando comenzó".
Con sus fórmulas de promoción, el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) ha hecho ya el trabajo más difícil: coger a pilotos que comienzan y ayudarles a dar el salto. Solà fue campeón mundial júnior y este año logró un compromiso con Mitsubishi para poder correr tres pruebas del Mundial con el World Rally Car. Su sexto puesto de ayer -iguala el mejor resultado de la marca a lo largo de la temporada- es un aval importante ante los japoneses, que se muestran interesados en darle un volante y están sólo a la espera de que un patrocinador aporte unos dos millones de euros. "Sólo pido una oportunidad. Y, si no la aprovecho, me voy a casa", dice el piloto de Vic.
Xevi Pons, de 22 años, ha ganado ya dos carreras del grupo N (Mundial de Producción) y apunta muy alto. Y Sordo, de 20, al que Sainz está ya apoyando, es el segundo piloto de Citroën en el Campeonato de España y ha hecho cuatro excursiones al Mundial. "Yo espero que Solà tenga un volante el año que viene", afirma Luis Moya, director deportivo de Subaru; "calidad para estar ahí la tiene y sobrada. Pero hay muy pocos volantes y están muy cotizados. Sin embargo, me siento muy optimista sobre el futuro de los rallies en España". Su optimismo y la ilusión de una afición que el pasado fin de semana se entregó a Sainz y Solà puede chocar con una realidad muy cruda. Por ahora, no hay ninguna seguridad de que un español tenga un coche en el Mundial de 2005.
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