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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Qué tienen las nórdicas?

Emilio Ontiveros

El World Competitiveness Report de este año, publicado por el World Economic Forum, confirma lo que venían anticipando los últimos tres: las economías del norte de Europa se encuentran entre las más competitivas del mundo. Destacan en los dos índices principales: el relativo a la competitividad de las naciones, Global Competitiveness Index (GCI) y el de la capacidad competitiva de sus empresas, The Business Competitiveness Index (BCI).

El primer índice de competitividad descansa sobre tres pilares ampliamente aceptados como esenciales para el crecimiento económico: la calidad del entorno macroeconómico, la de las instituciones públicas y la dotación tecnológica. En la configuración de los índices se combinan datos económicos públicamente disponibles con opiniones de más de 8.700 líderes empresariales en 104 países, acerca de un amplio rango de factores que determinan la calidad del entorno empresarial y un crecimiento económico sostenido.

Sin que pueda ser identificado como la razón del éxito de esas economías, sus administraciones desempeñan un papel más activo que otros países

Por tercer año consecutivo, Finlandia aparece como la economía más competitiva del mundo. España repite posición en el puesto número 23. Las otras tres nórdicas ocupan posiciones preferentes: Suecia (3ª), Dinamarca (5ª), Noruega (6ª) e Islandia (10ª). Los atributos que las hacen merecedoras de esa destacada posición no sólo derivan de su muy buena gestión macroeconómica, sino igualmente de la calidad de sus instituciones públicas (bajísimos niveles de corrupción, al tiempo que sus empresas operan en un entorno legal en el que existe un escrupuloso respeto a las leyes).

En este ámbito, España baja al puesto 34º desde el 31º del año pasado. En la tercera de las áreas de este índice, el desarrollo tecnológico y la propensión innovadora de sus empresas, las valoraciones son igualmente muy destacadas para las escandinavas. En este apartado, España sube al 20º desde el 25º.

El segundo de los grandes índices, el BCI, de naturaleza microeconómica, evalúa la sofisticación de las practicas y estrategias empresariales, por un lado, y la calidad del entorno microeconómico en el que las mismas compiten, por otro. Finlandia vuelve a ocupar el 2º lugar, Suecia el 4º y Dinamarca el 7º. España pasa del 25º al 26º. Otras clasificaciones similares, como la realizada por la escuela de negocios IMD, aportan resultados similares a los comentados.

Como era previsible, esas posiciones se corresponden con las muy similares en el más expresivo de los indicadores de bienestar de los países: el PIB por habitante. Para el año 2003, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), los cinco países se encuentran entre los 15 más prósperos del mundo: Noruega (139% de la media de la OCDE), Dinamarca e Islandia (115%), Suecia (108%) y Finlandia (105%). España ocupa la posición 18ª, con una renta per capita equivalente al 89% la media de la OCDE. Las tasas de desempleo se mantienen relativamente bajas: con la excepción de Finlandia (9,1%), todas las economías destacadas en competitividad tenían al final del pasado año una tasa de desempleo significativamente inferior a la media de la OCDE (6,9%). La española, del 11,3%, era de las más elevadas de la OCDE.

Sin que pueda ser identificado como la razón del éxito de esas economías, en todas ellas sus administraciones públicas, lejos de mantenerse inhibidas de la actividad económica, desempeñan un papel más activo que en las demás, a juzgar por la proporción que representa el gasto público sobre el PIB en cada una de ellas. Con datos de la OCDE, Suecia (58,3%) encabeza la clasificación mundial, seguida de Dinamarca (55,8%); en Finlandia representa el 50,1%; en Noruega, un 47,5%, y un 46% en Islandia. Esa relación es en la economía española del 39,9%.

Ese empeño en la equidad de las naciones nórdicas no sólo no está siendo incompatible con un manifiesto saneamiento de las finanzas públicas, sino que, como los datos anteriores demuestran, tampoco parece serlo con la eficiencia global de sus economías.

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