El miedo y la claustrofobia de un niño
Cuando el jurado internacional, presidido por el realizador francés Robert Guédiguian, pronunció su nombre como ganador de la Espiga de Plata de la 49ª edición de la Seminci, Saverio Costanzo se ruborizó, a pesar de que sabía lo que iba a pasar desde una hora antes. Costanzo (Roma, 1975), director de Domicilio privado, ha utilizado su primer largometraje para ahondar en el eterno conflicto entre palestinos e israelíes. "Para mí cuenta poco ganar o perder porque en realidad el premio ya lo había conseguido por el simple hecho de competir con directores de la talla de Kim Ki-duk, Ken Loach o Wong Kar-wai, uno de los cinco más importantes del mundo", declaró.
"He pretendido proporcionar a los espectadores occidentales una visión lo más alejada posible de estereotipos sobre quiénes son los buenos y los malos. Huyendo de los tópicos he intentado reflejar sentimientos universales, porque para mí no era tan importante conseguir que los actores se expresasen desde el punto de vista interpretativo como buscar los aspectos humanos de cada uno de ellos, más allá de su trabajo técnico". El director añade que ha intentado contar "cómo vive el miedo un niño, qué significa la claustrofobia para una familia que está encerrada, pero pensando en la gente que lo sufre, al margen de que sean palestinos e israelíes, como podían haberlo sido italianos y alemanes en otro momento histórico. Por ello, pienso que la película es mucho más comprensible para los occidentales que para los propios árabes que se ven reflejados en ella".
Sobre la posible influencia de la situación de Arafat para solucionar el conflicto, dice que "el hecho de que Yasir Arafat esté en Palestina o en París cambia poco la situación porque en su lugar pondrán a otro. El verdadero problema es que la política palestina está absolutamente corrompida. Lo que me parece más preocupante es que el fundamentalismo árabe que representa el grupo Hamás tenga un peso tan determinante como tiene. No hay que olvidar que en Gaza, que es donde actúa fundamentalmente Hamás, gobierna como una auténtica dictadura. Soy muy pesimista. Quizá lo único que podría ayudar a encontrar una salida son la cultura y la sabiduría".
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