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Reportaje:

Adictos a los tebeos japoneses

Miles de aficionados al cómic nipón acuden al Salón del Manga que se celebra hasta mañana en la Farga de L'Hospitalet

No era una moda pasajera. La fiebre por el cómic japonés sigue viva años después del estreno de la serie Bola de dragón. Con las aventuras televisivas de Songoku y su pandilla apareció una nueva tribu juvenil: los otakus, seguidores acérrimos de los tebeos nipones. Estos lectores voraces y coleccionistas compulsivos llenaron ayer el recinto del Salón del Manga, que se celebra hasta mañana en la Farga de L'Hospitalet de Llobregat.

Los visitantes se contaban por miles. La aglomeración no parecía importar a los entregados asistentes, pues todo eran caras de felicidad. Sólo en los rostros de los padres de los más pequeños se percibían muecas de fastidio ante la insistencia consumista de sus retoños. "Ya tienes bastante para todo el mes", se oía una y otra vez. Por supuesto, los niños no estaban de acuerdo y volvían a la carga tentados por una inagotable oferta de mercadotecnia: "¿Me lo compras?".

El 'karaoke' fue una de las actividades más seguidas del encuentro en su segunda jornada
Muchos espectadores se acercaron a la cita disfrazados de su héroe de cómic favorito

Los adolescentes iban por libre y no ocultaban su satisfacción. Cada año, la comunidad manga crece con nuevos adeptos. "En mi clase me tratan de freak porque siempre estoy hablando de cómics. Tendrían que ver esto. Si se pasaran por aquí, los raros serían ellos", dijo orgulloso un convencido otaku. Ya dejó escrito Josep Pla que para ser feliz es muy útil tener una afición.

En este caso, es necesaria además cierta iniciación en la iconografía anime. De lo contrario, es fácil perderse. No basta con ir por los pasillos gritando "culet, culet!", celebérrima coletilla del travieso Shin Chan. Los otakus tienen sus propios códigos y un gusto nada oculto por disfrazarse de sus héroes favoritos, modalidad carnavalesca que han bautizado con el nombre de cosplay.

El atuendo marca la adscripción a las distintas variantes de manga: las chicas iban vestidas en su mayoría de colegialas japonesas (minifalda cortísima de cuadros, camisa blanca y corbata), los chicos, de guerreros y de bichos varios. También abundaban los jóvenes de look siniestro, maquillados de blanco y embutidos en ajustados trajes de cuero. Como los personajes de los tebeos japoneses lucen unas melenas de colores variadísimos, sus admiradores paseaban por el salón con el pelo teñido de lila, verde o azul. El batiburrillo de pertrechos provocaba enredos y acababa a veces en situación incómoda. "¿Vas vestido de Pikachu?". La respuesta evidenciaba el error del novato: "Ignorante".

Entre tanto bullicio no destacó ninguna actividad, porque todas fueron seguidas con el mismo entusiasmo. Era imposible acercarse en las horas punta a los puestos de venta de tebeos y artículos varios -carteles, figuritas, tazas, muñecos, videojuegos, chapas, películas, abanicos, camisetas, barajas, etcétera-. Y había llenazo en la sala de proyecciones, el lugar idóneo para conocer las tendencias más punteras del mundillo manga. Lo mismo ocurría en las instalaciones en las que se impartían talleres de modelismo y dibujo: los otakus no se conforman con admirar, enseguida se pasan a la práctica. En este encuentro muchos artistas precoces ven una oportunidad, porque las editoriales admiten fotocopias de sus trabajos.

Sin embargo, una propuesta sobresalía por su impacto visual y sonoro: el karaoke. No hizo falta romper el hielo. Al escenario del salón no dejaron de subir durante toda la jornada jóvenes con el atuendo oportuno para interpretar las canciones de sus series de animación predilectas. Los más auténticos cantaban de carrerilla en japonés y acompañaban la actuación con los gestos rituales de sus ídolos animados: conejos samuráis, estudiantes enamoradizas y jugadores de baloncesto llamados Rukawa o Mitsui, entre otros muchos. Las cámaras fotográficas no daban abasto para captar el aluvión de poses memorables.

Tanta afluencia infantil tuvo su consecuencia lógica. Por megafonía se sucedían las llamadas de socorro de niños perdidos. "Se ruega a las primas de Cristina Sánchez que se pasen a buscarla a la entrada, que está hecha un mar de lágrimas". Y efectivamente, la cría tenía un disgusto considerable. Los altavoces también servían para transmitir las consignas de la gincana y otras convocatorias, unos mensajes algo crípticos en ocasiones: "Ernesto de Hannover se reúne con Josep Lluís Carod Rovira sin consultarlo con Maragall", por ejemplo.

Más allá del programa del salón, uno de los grandes atractivos para sus visitantes consiste simplemente en conocer a gente que comparte los mismos gustos y obsesiones estéticas. A lo largo del día se formaron corrillos de nuevos amigos que discutían con vehemencia sus preferencias. Asismismo, intercambiaban teléfonos y se aconsejaban sobre la multitud de novedades editoriales. Las relaciones surgían de forma espontánea, tras la pregunta obligada: "¿Sabes lo que me he comprado?". Al rato, ya jugaban una partida de cartas.

Más tranquila fue la exposición dedicada a los samuráis y su ardor bélico, aunque también tuvo público. En ella, un monitor emitía un reportaje sobre los míticos guerreros japoneses que causó sonoras exclamaciones de asombro entre los espectadores: "¡Oooh!", decían todos a una.

Oportunidad de viajar al paraíso

Muchos otakus tienen un sueño: visitar Japón, el país natal de la fiebre manga. Gracias al patrocinio de la televisión japonesa Aichi TV, los visitantes del Salón del Manga tendrán a su alcance la posibilidad de cumplir esta ilusión.

Así, el vencedor del concurso de disfraces que se celebra hoy representará a España en la final de Cosplay Internacional, que se celebrará el próximo mes de julio. Además, todos aquellos que vayan este domingo disfrazados entrarán gratis en el recinto.

Durante todo el día seguirán funcionando el karaoke y las clases de dibujo y modelismo. Además se realizará una gincana dedicada al popular Detective Conan y se presentarán más novedades editoriales.

Varias charlas en torno al éxito del manga y un taller de cocina japonesa, a cargo de Miho Miyata (12.30 horas), son otras de las citas destacadas de la jornada. La sala de proyecciones acogerá un ciclo sobre la obra de Mari Kitayama, autora de películas animadas como Yu YuHasukoo y Ninku.

Aprovechando que este año el 1 de noviembre cae en lunes, el Salón del Manga se prolonga un día. Por este motivo, los organizadores esperan superar los 43.000 visitantes de la pasada entrega.

Mañana, el catedrático emérito de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto Àngel Ferrer pronunciará la conferencia Cuatro samuráis del siglo XVI en Cataluña (11.00 horas). Los legendarios guerreros también protagonizarán un especial en la sala de cine (10.30 horas).

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