Fraga admite el posible relevo del hombre de Rajoy en el PP gallego
Un 'conselleiro' sugiere que dimitiría si se cede ante los críticos
Manuel Fraga dio ayer un nuevo paso en su distanciamiento de la dirección nacional del PP para asumir las principales demandas del sector crítico del partido en Galicia. El presidente de la Xunta admitió la posibilidad de que "en cualquier momento" reclame su abandono del cargo al secretario general del PP gallego, Xesús Palmou, ratificado hace sólo seis días en el congreso regional del partido.
Frente a la postura de Fraga, Palmou volvió a recibir ayer el respaldo pleno del presidente nacional del partido, Mariano Rajoy, a quien ha permanecido fiel en todas las disputas internas. El sector crítico asegura que ha logrado un acuerdo con Fraga para relevar al secretario general antes de fin de año. El sustituto sería Xosé Crespo, alcalde de Lalín (Pontevedra).
La confesión de Fraga de que está meditando el relevo del secretario general reelegido el pasado domingo en una candidatura que logró el apoyo del 95,3% de los compromisarios al congreso, sembró el estupor en el sector del PP gallego afín a la dirección nacional. Dentro del propio Gobierno de Fraga, el consejero de Pesca, Enrique López Veiga, advirtió tácitamente de que se plantearía la dimisión en caso de que se pruebe que el presidente ha cedido ante los críticos. "Creo que eso será fruto de un acuerdo entre el señor presidente de la Xunta y el señor Palmou. Si fuese por presiones de otro tipo, a mí me pondría en una situación muy difícil".
Desde Biarritz (Francia), donde intervino en una conferencia junto al primer ministro galo, Nicolas Sarkozy, Rajoy fue muy claro al expresar su apoyo a Palmou: "Ha sido y es un extraordinario secretario general, y un hombre de enorme tradición en el partido. Yo estuve en el congreso y tuve la sensación de que la mayoría del PP gallego quiere que siga Palmou. Y estoy convencido de que es también lo que quiere Fraga". Rajoy había dedicado a Palmou palabras muy parecidas durante su intervención en la clausura del congreso del PP gallego, cuando fuentes del sector crítico ya aseguraban que habían alcanzado un acuerdo con el presidente para relevar al secretario general.
Pese a las declaraciones de Rajoy, Fraga no sólo no desmintió el pacto que invocan los críticos, sino que admitió la posibilidad del cese de Palmou, quien también es consejero de Justicia de su Gobierno. Aunque precisó que "de momento, no hay nada decidido", el presidente de la Xunta aludió a que las responsabilidades de Palmou en su Gabinete le pueden obligar a dedicarse por entero a la negociación de un pacto local con los ayuntamientos de la comunidad. "Es muy posible que yo exija a todos ahora dedicación más especial a un cargo principal, empezando por mí mismo", concedió Fraga, antes de agregar: "Es absolutamente obvio que una persona puede, en cualquier momento, dimitir, sobre todo si tiene que dedicarse a otro asunto".
El presidente confesó que no sabe si Rajoy entendería el relevo en la secretaría del PP gallego. Palmou, objetivo predilecto de los críticos desde hace meses, se fue ayer de viaje privado y no quiso hacer declaraciones, aunque fuentes próximas a él recordaron que ya ha pedido a Fraga en varias ocasiones que lo releve.
El presidente de la Xunta tampoco cedió en el pulso con la dirección nacional del PP sobre el procedimiento por el que se elegirá a su sucesor en el momento que corresponda. Fraga apoya que su sustituto como cabeza de lista electoral del PP gallego lo designe la organización regional en un congreso extraordinario, pese a que el secretario general, Ángel Acebes, advirtió hace unos días de que se trata de una competencia exclusiva de los órganos nacionales. Fraga admitió que la dirección nacional del partido siempre tendría la última palabra, pero matizó que si un congreso gallego tomase una decisión "clara y unánime", Rajoy no podría más que respaldarla. "Y mientras yo viva, procuraré que sea así", sentenció.
Los críticos reclaman ese congreso extraordinario para el momento en que se deba relevar a Fraga, próximo a cumplir los 81 años, con el propósito de presentar la candidatura de Xosé Cuiña, antiguo delfín del presidente de la Xunta y enfrentado desde hace tiempo a Rajoy.
El modelo Balaguer
De todos los políticos que Manuel Fraga ha conocido en su dilatada carrera, ninguno le ha resultado más digno de admiración que Joaquín Balaguer, ex ministro del dictador dominicano Rafael Trujillo y luego presidente democrático de ese país. Balaguer, que permaneció en el poder hasta los 89 años, cuando ya estaba casi ciego e inválido, es el "modelo a seguir", según declaró ayer Fraga durante un acto de hermanamiento con la ciudad dominicana de Santiago de los Caballeros.
Fraga, informa Europa Press, dijo admirar a Balaguer por "un conjunto de razones", entre las que citó "la grandeza extraordinaria de un hombre que superó los límites de la edad y de la salud para seguir sirviendo a su pueblo".
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