Berlusconi sufre una derrota en unas elecciones parciales
El Gobierno de Silvio Berlusconi no podía perder con más estrépito: 7 a 0. En las elecciones parciales convocadas para cubrir siete escaños parlamentarios vacantes por traspaso del anterior titular a Estrasburgo o, en un caso, por fallecimiento, la oposición de centro-izquierda arrasó y se quedó con todo. La participación fue muy escasa y el resultado no cambió las mayorías conservadoras en la Cámara y el Senado, pero supuso, en palabras del propio Berlusconi, "un serio toque de atención". El líder de los democristianos en la coalición berlusconiana, Marco Follini, fue más concreto: "No es un cataclismo, pero sí una derrota muy clara".
Antes de que se abrieran las vacantes, cuatro de los escaños correspondían a la oposición y tres al Gobierno. Y entre los tres gubernamentales, dos parecían inexpugnables: el de Milán 3, feudo de Forza Italia que Berlusconi tenía cedido a su amigo y aliado de la Liga, Umberto Bossi, y el de Nápoles-Ischia, que ocupaba la ultraderechista Alessandra Mussolini. Pero incluso en Milán y en Nápoles venció la oposición, que, por primera vez, se presentaba unida, según la fórmula propuesta por Romano Prodi para afrontar las elecciones generales de 2006. "Es un resultado extraordinario", comentó Prodi, "y una demostración práctica de que la unión nos hace muy fuertes".
Los dirigentes de la coalición gubernamental, la Casa de las Libertades, se reunieron ayer y analizaron los resultados. "Los electores nos han castigado por no cumplir nuestras promesas, como la de reducir la presión fiscal", aseguró Berlusconi tras el encuentro.
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