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Camps logra la mayoría de delegados pero el zaplanismo no descarta la lista alternativa

El presidente del PP debe decidir entre buscar fórmulas de integración o excluir a la disidencia

La composición de las delegaciones de compromisarios que acudirán el próximo 20 de noviembre al congreso regional del PP otorga al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, una amplia mayoría con la que revalidar su cargo al frente del partido. La holgada mayoría obtenida por Camps no es obstáculo, sin embargo, para que los zaplanistas, que todavía controlan la provincia de Alicante, no descarten presentar una candidatura alternativa si no se produce su integración en la nueva ejecutiva del PP en la Comunidad Valenciana. Ayer, campistas y zaplanistas siguieron con la guerra de cifras.

El proceso de elección debilita la influencia institucional de Alperi, Giner y Castellano

El avance logrado por Francisco Camps en el control orgánico del PP de la Comunidad Valenciana ha dejado a los seguidores del portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, laminados en la provincia de Castellón y reducidos a minoría en la de Valencia; aunque ha sido insuficiente para hacerse con el control de la provincia de Alicante.

Fuentes del Partido Popular, tanto de uno como de otro sector coincidieron ayer en señalar que Francisco Camps podrá acudir al congreso regional de noviembre con un 70% de los apoyos de los compromisarios. El escenario que se abre ahora y de aquí al congreso que tendrá lugar dentro de un mes consiste en saber si Camps opta por buscar fórmulas de integración para no excluir a casi un tercio del partido o decide eliminar cualquier sígno de disensión interna en la nueva dirección del PP.

Los zaplanistas insistieron ayer en su discurso sobre la integración de las distintas familias del PP. "Queremos la integración, un ejecutiva donde todo el mundo esté representado porque, si no, nos sentiremos legitimados para defender nuestras posiciones y, si hace falta, presentaremos una lista alternativa [a la de Francisco Camps]", señaló un destacado dirigente zaplanista.

Las negociaciones sobre la nueva ejecutiva y, especialmente, sobre la dirección reducida con la que Francisco Camps llevará a partir de noviembre las riendas del PP valenciano se plantean, sin embargo, complicadas. El reciente proceso de elección de compromisarios (que sólo ha supuesto un 20% de los delegados no natos, ya que en la designación del 80% restante no había candidaturas alternativas) ha evidenciado la creciente influencia de los barones territoriales que "son del partido". Es decir que prestan los apoyos con los que cuentan en función de sus propios intereses. En el seno del PP ponen como ejemplo de estos nuevos barones ascendentes a dirigentes locales o comarcales como el alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus, que tras profesar su adhesión a Francisco Camps se ha postulado como candidato a la presidencia provincial del PP en Valencia; el subdelegado del Consell en Elche, Manuel Ortuño; o el alcalde de Orihuela, José Manuel Medina, fiel aliado de Eduardo Zaplana durante años. Una situación que podría propiciar la existencia de apoyos cruzados en el congreso regional de noviembre y en los provinciales que tendrán lugar a mediados de diciembre. Es decir, que en demarcaciones como las de Alicante determinados compromisarios diesen su apoyo a Francisco Camps en el congreso regional y optasen por apoyar a la dirección zaplanista en el cónclave provincial.

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El referente de los zaplanistas, el secretario regional del PP y presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, adelantó ayer ese escenario al reconocer: "Aquí la gente se pone etiquetas; un día son campistas y otro día son otra cosa. Lo que creo que debemos hacer es trabajar en la unión del partido y fomentar candidaturas de cohesión en las que estén representadas personas que han tenido éxitos electorales indudables".

El vicepresidente del Consell, el campista Víctor Campos, quiso presentar ayer la elección de compromisarios celebrada el lunes como una muestra del "gran y mayoritario apoyo recibido hacia la actual dirección del PP de la Comunidad Valenciana" y manifestó que a partir de ahora se inicia "una nueva etapa de normalidad, de tranqulidad, de trabajo en común y de esfuerzo entre todos para que el proyecto del PP" se pueda materializar.

La correlación de fuerzas entre campistas y zaplanistas ha dejado, al menos por ahora, varias situaciones institucionales y partidarias conflictivas. Así, el alcalde de Alicante, el campista Luis Díaz Alperi, sale del proceso de elección de compromisarios más debilitado de lo que entró, igual que el presidente de la Diputación de Valencia, el zaplanista Fernando Giner, y el portavoz parlamentario Serafín Castellano, que tendrá muy difícil intentar revalidar su cargo de presidente del PP de la provincia de Valencia.

El poder de Alicante

En Alicante, los seguidores de Eduardo Zaplana consiguieron mantener su tradicional mayoría. Sin embargo, también los campistas se atribuyeron ayer la victoria en esa provincia en las elecciones a compromisarios al congreso de noviembre. José Joaquín Ripoll, máximo representante del zaplanismo en la provincia de Alicante, estimó en un 70% los compromisarios que son favorables a la dirección provincial, presidida por el también zaplanista Julio de España. "Estoy satisfecho tanto objetivamente como subjetivamente", dijo.

Por su parte, el portavoz del PP en la Diputación de Alicante y alcalde de Crevillent, César Augusto Asencio, insistió en que los campistas han obtenido el 55% de los compromisarios de la provincia.

"Comenzamos a ser mayoría en la provincia de Alicante, frente a lo que son posicionamientos de la dirección provincial, que plantean una serie de exigencias previas para dar el apoyo a Camps, como son cuotas, secretarías generales, control en la ejecutiva provincial", dijo el alcalde de Crevillent, que aseguró que "el resto de compromisarios irán decantándose, muchos de ellos gradualmente, conforme se acerque el congreso, en el apoyo a Camps, con la misma claridad que ya lo han hecho los compromisarios de los municipios que están ya claramente decididos".

La insistencia del sector afín a Francisco Camps por transmitir la idea de que controlan la provincia de Alicante, como la de los zaplanistas por erosionar bastiones campistas como la ciudad de Valencia tienen que ver más con la imagen que quiere cada sector transmitir a la dirección nacional del PP, que dirigen Mariano Rajoy y Ángel Acebes.

Para los zaplanistas, el fracaso de su operación en la provincia de Valencia les impide trasladar la idea de que la contestación a Francisco Camps se ha extendido en las principales agrupaciones.

Para los campistas es vital insistir en el argumento de que ya tienen la mayoría en la provincia de Alicante, aunque ésta siga siendo zaplanista. Vital, porque la posibilidad de que cale la idea de que Camps todavía no controlan la organización del PP en Alicante podría llevar a la dirección nacional del partido a recomendar un pacto de integración en el próximo congreso regional, tal y como finalmente ha sucedido en Galicia.

Si el hipotético acuerdo de integración pasara por ceder la secretaría regional o la comisión de listas a los zaplanistas, a Camps le habría servido de poco tener la mayoría y, por contra Zaplana, habría conseguido, sin tenerla, mantener su poder en la dirección regional, mientras sus seguidores siguen ciñendo el grupo parlamentario en las Cortes Valencianas como una auténtica espada de Damocles sobre el presidente de la Generalitat.

Ahora se abre un periodo de tres semanas para que el presidente del PP en la Comunidad Valenciana perfile el modelo de dirección que quiere. Un modelo sobre el que ya ha desvelado que será similar al de la dirección nacional y que contará con muchos alcaldes y concejales.

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