Comienza el juicio por el asesinato de la niña Tamara Navas en Salou en 2001
Con la constitución de un jurado popular integrado por seis mujeres y cinco hombres, comenzó ayer en la Audiencia de Tarragona el juicio contra Juan Miguel Cerrillo, de 49 años, acusado de agredir sexualmente y asesinar a Tamara Navas, una niña de nueve años, en 2001 en Salou (Tarragonès). Cerrillo, a quien las tres acusaciones -el fiscal, los familiares de la menor y el Ayuntamiento de Salou- piden una pena de 14 años de prisión por agresión sexual y 18 por asesinato, se ha declarado inocente y su abogado pide la libre absolución.
La policía encontró el cadáver de la niña en una bolsa de plástico en el interior de la vivienda de Cerrillo en Salou casi un año después de su desaparición. La fiscalía sostiene que durante todo ese tiempo el acusado tuvo el cuerpo de la menor en el piso y que la niña debió de morir allí el mismo día en que desapareció. La defensa, por el contrario, sostiene que una tercera persona introdujo el cuerpo de la niña en casa del acusado y que éste no lo comunicó a la policía porque padece un trastorno mental esquizoide, al margen de su adicción al alcohol y a la cocaína. Hoy declarará el acusado en el juicio, el que ha despertado más expectación en los últimos años en la Audiencia Provincial de Tarragona.
Conversación con la menor
Los hechos se remontan al mes de marzo de 2001. Cerrillo, según sostiene el fiscal, tenía entonces 45 años y frecuentaba lugares públicos donde se ganó la confianza de varios niños de Salou ofreciéndoles regalos como caramelos, pequeñas cantidades de dinero o tarjetas telefónicas. El día en que desapareció Tamara Navas, supuestamente Cerrillo mantuvo una conversación con la niña y quedaron para verse más tarde. Así fue, y el acusado la llevó a su casa, donde la ató a la cama. A partir de aquí, el relato de la acusación se centra en todo tipo de vejaciones sexuales, que provocaron que la niña sangrara en abundancia, lo que le causó la muerte.
Cerrillo es natural de Deltebre (Baix Ebre), donde era empresario del sector de la construcción. Pero el negocio le fue mal, terminó en bancarrota y su mujer se separó de él. A partir de ahí, según declararon a la prensa varios conocidos de Cerrillo durante el año 2001 la vida del acusado giró siempre en un torbellino de desorden, alcohol y drogas, aunque un amigo suyo patrón de una empresa constructora lo ayudó contratándolo en Salou e incluso pagándole el alquiler de su vivienda. Un año después de la desaparición de Tamara Navas, vecinos del acusado instaron a este amigo a limpiar la casa de Cerrillo, debido al insoportable hedor que desprendía. Unos operarios entraron en la casa mientras Cerrillo estaba fuera, comprobaron que vivía entre basuras y descubrieron un bulto extraño tapado con una manta. Era el cadáver de Tamara Navas.
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