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Entrevista:ANTONIO ZURERA | Director de la I Muestra Internacional de Cine de Animación de Córdoba | Signos

"Una película de animación requiere bastante más presupuesto que una de imagen real"

Manuel Planelles

Antonio Zurera es un cordobés de 47 años que ha triunfado en el mundo de la animación dentro y fuera de España. En 2002, su cinta Dragon Hill fue galardonada con el Goya a la Mejor Película de Animación. Actualmente, se dedica a formar a otros profesionales y a M5, la productora que acaba de crear. Zurera es, además, el director de la I Muestra Internacional de Cine de Animación de Córdoba, que se celebra hasta el 30 de octubre.

Pregunta. La muestra incluye un ciclo de cine nipón, ¿es posible pensar hoy en animación sin tener en cuenta a los japoneses?

Respuesta. Es inevitable y necesario porque, a pesar de que muchos de sus productos crean cierto rechazo en nuestra cultura, sus profesionales son los mejores del mundo. No sólo porque producen más y de calidad, sino porque están a la vanguardia en cuanto a la revolución de las técnicas. Además, son capaces de contar historias que nosotros todavía no somos capaces de desarrollar. Son serios en su trabajo.

P. Y, encima, saben exportar sus producciones...

R. Saben exportarlas porque sus películas gustan. Pero hay que tener en cuenta que el gran éxito de la animación japonesa es que gusta en su país. Allí muchísimas películas de animación suelen tener más éxito que muchas de las películas de imagen real norteamericanas. El principio del éxito es haber sabido conectar con su propio público y, en segundo lugar, con un público universal. Y los japoneses se han convertido en el número uno de la animación desde hace 10 o 15 años por su seriedad.

P. Y España, ¿en qué lugar estaría?

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R. España tiene que incluirse dentro de la animación europea. Por sí sola no tiene peso. Curiosamente, en España, existe animación prácticamente desde que existe el cine. La animación como tal la crearon un francés y el aragonés Segundo de Chomón. Y aquí se han hecho películas de animación desde los años treinta. Pero no ha sido una industria estable hasta hace muy poco. Es muy difícil que a la animación se la pueda incluir dentro del mundo del cine o la televisión. El problema de España, y del resto de Europa, es que nos dirigimos a un mercado muy disgregado. Hasta que los europeos no convirtamos los 25 mercados en uno no conseguiremos nada.

P. Y en Andalucía, ¿existe algo de industria de animación?

R. En Andalucía, existe de forma muy desvertebrada. Existen pequeñas empresas que han hecho algo... Canal Sur ha producido alguna serie y largometrajes, pero está todo muy desvertebrado.

P. Ha repetido varias veces la palabra "seriedad". Quizás, quien no conoce el mundo de la animación asocia a los creadores un cierto aire ácrata...

R. Quien no conoce este mundo nos ve como un grupo de chicos divertidos que se lo pasa muy bien trabajando en algo que es fascinante. Y no es así. Es una profesión muy seria que requiere la participación de profesionales muy especializados. La elaboración de las películas requiere de mucho dinero. De hecho, una película de animación requiere bastante más presupuesto que una de imagen real. En una película de animación de 80 minutos puede haber trabajando 200 personas durante un año y medio o dos años.

P. Y no siempre serán los mismos presupuestos...

R. Una gran película de Estados Unidos cuesta entre 80 y 120 millones de dólares. En Europa, una buena película de animación se puede hacer entre seis y diez millones de euros. En España, no podemos permitirnos ese lujo.

P. ¿Cree que todavía está asociada la animación a los dibujos para niños?

R. Ése es uno de los grandes lastres que arrastra la animación. Es una paradoja porque la animación no nace para niños, nace como un producto lúdico para adultos. Los grandes largometrajes de los veinte eran para adultos. Esa fue la época dorada de la animación. Sin embargo, conforme la tecnología pone en nuestras manos mejores herramientas, cada vez la gente piensa más que la animación son dibujos animados sólo para niños. Evidentemente, el gran público es el infantil, pero la animación debe llegar a otros públicos. Los japoneses lo han conseguido, quizás sea una cuestión cultural o intelectual...

P. ¿La animación para adultos sigue en un mercado underground?

R. El público cambia muy rápido y a las industrias les cuesta mucho reciclarse. Sobre todo a grandes empresas que han dominado durante décadas el sector. Por ejemplo, en los últimos años, Disney ha pasado del éxito absoluto a casi el fracaso total de sus últimas producciones porque han redundado en el infantilismo en unas películas que han sido demasiado caras. Las películas de su competidora, Dreamwork, han roto con esto, como por ejemplo Shrek, más ácida, más crítica precisamente con lo que Disney ha vendido siempre, con los personajes idealizados, de cuento.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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