James Hickey, el cardenal que defendió los derechos humanos en El Salvador

El cardenal James Hickey, que fue arzobispo de Washington durante 20 años y pidió el fin de la ayuda militar de Estados Unidos a El Salvador durante la guerra civil de ese país, murió el domingo a los 84 años.

El arzobispado de la ciudad dijo en un comunicado que la salud de Hickey, oriundo de Midland (Michigan), había empeorado progresivamente en los últimos años. Según la portavoz del arzobispado, Susan Gibbs, el cardenal había contraído recientemente una neumonía. "Fue un gran arzobispo y un sacerdote bueno y bendito. Todos echaremos mucho de menos su sonrisa y su sabiduría", declaró su sucesor, el cardenal Theodore McCarrick.

Hickey se convirtió en un ferviente defensor de los derechos humanos en El Salvador en su época como obispo de Cleveland, cargo que recibió en 1974. Justo antes de ser nombrado arzobispo de Washington, en 1980, viajó al país centroamericano para asistir al funeral del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, que había sido asesinado por miembros de un escuadrón de la muerte de la ultraderecha.

El crimen fue planeado por el ya fallecido fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Roberto D'Aubuisson, según la Comisión de la Verdad que investigó los crímenes políticos de la guerra civil.

El mismo año fueron asesinadas dos monjas que Hickey había enviado como misioneras a El Salvador, cuyas fotos mantuvo en su capilla privada durante toda su vida. Como Romero, Hickey pidió a la Casa Blanca el fin de la ayuda militar a El Salvador. El conflicto armado en ese país, que duró 12 años, dejó más de 75.000 muertos, 8.000 desaparecidos y 12.000 lisiados, según las organizaciones humanitarias.

Hickey nació en 1920 y a los 13 años entró en el seminario de Grand Rapids. Tras graduarse en 1938, pasó al seminario del Sagrado Corazón, en Detroit, donde estudió Filosofía y trabajó en las obras pastorales dedicadas a los inmigrantes. Amplió sus estudios en la Universidad de América, en Washington, y fue ordenado sacerdote en 1946.

Realizó dos doctorados -en Teología y en Derecho Eclesiástico- en la Universidad Pontificia de Roma.

Entre 1962 y 1967 participó en el Concilio Vaticano II como experto en teología. De 1969 a 1974 fue rector del Colegio Pontificio de América del Norte en Roma. Obispo de Cleveland desde 1974 y arzobispo de Washington desde 1980, Juan Pablo II le nombró cardenal en 1988.

Durante sus dos décadas al frente del arzobispado de Washington, Hickey amplió los servicios sociales a los inmigrantes y marginados y renovó las escuelas católicas de enseñanza primaria. Aunque muy conservador en temas como el aborto, la homosexualidad, el control de la natalidad y el celibato de los sacerdotes, el cardenal Hickey se plantó con firmeza en el escándalo de pedofilia y abusos sexuales en el que estaban implicados sacerdotes estadounidenses, y abogó porque los acusados no volvieran a ejercer el ministerio.-