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Columna
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Renovación

El PP de Andalucía afronta su congreso con todas las decisiones tomadas de antemano. Ni siquiera queda un margen para la incertidumbre. Tras las elecciones Arenas sustituyó a Teófila Martínez de manera rápida, lo mismo que hizo Zoido con Sanz. Sin esperar a ningún congreso, sin debate, sin discusión y sin listas alternativas. Lo que nos lleva a la conclusión de que Arenas fue siempre el líder del partido en Andalucía y lo de Teófila Martínez era un alquiler sin derecho a cocina, un partidito como los que todavía quedan por el casco antiguo de la ciudad de la que es alcaldesa. Es cierto que los resultados del PP no fueron extraordinarios en las elecciones al Parlamento andaluz. Que el PSOE mejoró los suyos tras 20 años de ejercicio del poder. Pero tampoco fueron un desastre, porque previamente Teófila había mejorado los de Arenas. Da igual. Así se decidió y así se cumplió. En Andalucía no hay ni Cobos ni Gallardones, ni siquiera Baltares o Zaplanas. Aquí todo es la cadena de mando. Los que ya han pasado por trances congresuales más o menos cruentos, como el PSOE en Sevilla, y los que los tienen por delante, como PA e IU, palidecen de envidia.

El PP tiene un profundo problema de estilo por la forma en la que siempre busca la culpa de otro: si le acusan de mala gestión en el Yakolev, pues se dice que peor es el GAL. Si le dicen que fueron negligentes en el rescate de la patera de Rota, la culpa es del capitán del Focs Tenerife. Si se abre una investigación por el derrumbe de los antiguos cuarteles gaditanos, los culpables fueron los niños.

Y, en último lugar, Arenas debe explicar algunas cosas. Primero si es de Olvera o de Sevilla, asunto que no ha quedado claro. Segundo por qué le llaman El Niño cuando peina canas y se ha puesto fondón, sobre todo si la familia de Teófila le puede explicar que la única persona que puede usar ese sobrenombre es el gran Fernando Torres. También por qué le gratifican por los fracasos: tras dos derrotas consecutivas en Andalucía, de ministro a Madrid donde otra derrota le devuelve a la presidencia del PP andaluz. No sé si es crueldad o devoción de sus compañeros. Eso sí, tiene en su haber tanto el hallazgo político metafórico de la pinza como el de la renovación por adición que va a convertir a los órganos directivos del PP en una asamblea.

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