Veinte policías muertos y 40 heridos en un ataque con coche bomba en Irak
EE UU asegura haber capturado en Faluya a un lugarteniente de Abu Musab al Zarqaui
Veinte policías perdieron la vida y más de 40 resultaron heridos ayer en la explosión de un coche bomba en una comisaría aledaña a una base de marines al oeste de Irak. El ataque se produjo horas después de que tropas norteamericanas capturaran en las afueras de Faluya a un supuesto lugarteniente del grupo Monoteísmo y Guerra Santa, de Abu Musab al Zarqaui. Las autoridades no han informado de su nombre ni de su nacionalidad.
Washington relaciona al jordano Al Zarqaui con Al Qaeda y le considera el responsable material de la mayoría de los atentados de la insurgencia en Irak. Tras semanas de bombardeos selectivos sobre Faluya -que en la mayoría de los casos ocasionaron víctimas civiles según las fuentes hospitalarias y las imágenes de televisión-, unidades especiales y tropas norteamericanas, que tratan de cercar esta ciudad de 300.000 habitantes, efectuaron en la madrugada del sábado una incursión terrestre.
El objetivo, según los testigos, era una vivienda en el sur de Faluya que pertenece a Abdel Hamid Fiyadh, detenido junto a sus hijos Walid, de 18 años, y Majid, de 25, y otros tres familiares. Fuentes estadounidenses informaron ayer de que entre los detenidos se halla un lugarteniente de Al Zarqaui y que, según los datos suministrados por su inteligencia, en la casa se encontraban varios de los militantes más próximos al terrorista jordano. Otros parientes de Fiyadh dijeron a la agencia Associated Press que ninguno de ellos tiene nada que ver con Al Zarqaui.
Monoteísmo y Guerra Santa es responsable del asesinato de varios rehenes occidentales. En septiembre decapitó a los estadounidenses Eugene Hensley y Jack Amstrong, y poco después al británico Ken Bigley. Se cree que también podrían estar detrás del secuestro de Margareth Hassan, directora de la ONG Care International, en Irak, capturada esta semana en Bagdad. El director general de Care, Denis Cailaux, pidió ayer su liberación y recordó a los captores que en los 30 años que lleva viviendo en Irak ha trabajado por el bien del pueblo.
Horas después de las detenciones de Faluya se produjo el atentado contra la comisaría situada entre Hit y Haditha, a 180 kilómetros al oeste de Bagdad. Además de los 20 policías muertos (no hubo víctimas norteamericanas), Irak vivió ayer una nueva jornada de inusitada violencia.
Violencia en todo el país
Una bomba colocada junto a la carretera que conduce al aeropuerto internacional de Bagdad hirió a seis soldados norteamericanos. Una explosión en el distrito comercial de Karrada, en el centro de la capital, causó dos muertos, al parecer civiles. En Samarra, a 100 kilómetros al norte, otro atentado mediante coche bomba mató a cuatro guardias nacionales e hirió a seis que se encontraban en un control. También hubo un ataque con mortero contra la base utilizada por el Ejército japonés en Samawah, sin que causara heridos. En una asalto en Mosul, al norte, contra un convoy de camiones civiles, perdieron la vida dos conductores, uno turco y otro yugoslavo. También se produjo un doble ataque contra sendos oleoductos que transportan más de 100.000 barriles de crudo al día desde el norte y el este del país hasta la refinería de Dora, en Bagdad. El Gobierno interino de Irak estima que los sabotajes cuestan 200 millones de dólares al mes.
Por otra parte, según informa la página web de la cadena de televisión estadounidense CNN, 843 ex soldados norteamericanos se encuentran prófugos al no haberse presentado en sus cuarteles en EE UU tras ser llamados a filas. En las últimas tres semanas, cuando peor está la situación en Irak, la cifra de prófugos fue de 622.
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