"Vi el infierno de cerca y volví"
El 42% de los estadounidenses se definen vagamente como evangélicos o cristianos renacidos. Uno de ellos es Christopher Vagts, de 51 años, de Nueva York, hijo de italiana y alemán. "Fui educado en un ambiente de catolicismo estricto. Mis padres se divorciaron. A los 13 años me aparté de Dios y pasé 10 años así". Vagts, consultor de salud y educador, habla despacio mientras recuerda su época turbulenta: "Me fui a California y me metí en drogas. Consumía y vendía, y un día me pillaron. Podía haber pasado 20 años en prisión. Acabé encontrando a Jesucristo en la cárcel. Él puso a alguien allí para encontrarse conmigo".
Así fue la historia: "Yo tenía 22 años. El fiscal del distrito me ofreció un trato para que denunciara a otros vendedores más importantes que yo, pero le dije que no era un chivato y que tenía que asumir las consecuencias. Mientras se pensaban qué hacer conmigo, estuve detenido. Y un hombre que pasó sólo 24 horas en la cárcel -desobedeció una orden judicial y fue a casa de la ex mujer para felicitar a su hija, porque era su cumpleaños- las compartió conmigo, en mi celda: creo de verdad que Dios le mandó para hablarme de Cristo y de la Biblia. Yo estaba tan aterrado ante la posibilidad de pasar 20 años en la cárcel que le escuché de manera muy especial".
Vagts pasó 15 días allí. Salió con fianza y le condenaron a cuatro años de libertad vigilada. "Entendí que tenía una segunda oportunidad. Vi el infierno de cerca y volví. Eso fue lo que me pasó. Y vine a Tejas". ¿Qué es renacer? "Mi vida cambió, me hice más compasivo, más abierto, más consciente de los problemas de los demás. Antes veía a un pobre y pensaba: ¿por qué no se buscará un empleo? Ahora ayudo a todo el que puedo".
En su nueva vida, Christopher -miembro de la iglesia unificada de Grace, en Plano- ve la política de la mano de la religión: "Si la gente cree en la Biblia y vive de acuerdo con lo que dice, el mundo sería mejor. Y no hablo sólo de EE UU; hablo de todo el mundo, de España, de Francia, de los países africanos... Si uno ama a su prójimo como a sí mismo y trata a las personas como le gustaría que le trataran a él, creo que estaríamos mejor, igual que si los líderes estuvieran más influidos por Dios".
Como, por ejemplo, George W. Bush. "Yo quiero un presidente lo más religioso posible. Bush reza, y yo quiero al frente del país a un hombre que escuche la palabra de Dios".
¿Pero cómo se reconcilia esto con Irak y la guerra, con los escándalos de las grandes empresas? "No habríamos ido nunca a Irak si no hubiera habido el 11-S. Han sido años muy duros: la crisis de la nueva economía, los atentados, los escándalos de Enron y las mentiras de esas grandes empresas, las guerras... Es mucho para cuatro años. Por eso, estoy dispuesto a que Bush siga para ver qué puede hacer".
De forma que Christoper Vagts votará por el presidente; aunque Kerry es católico. "Sí, pero tiene valores diferentes... Y es muy veleta. Bush toma decisiones y las mantiene. Hablar es fácil, y eso es lo que Kerry hace mejor. Dice continuamente "tengo un plan, tengo un plan". Pero nunca lo concreta, no da detalles. Yo sí sé, en cambio, lo que Bush quiere hacer".
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