_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | Octava jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid disfruta con el vértigo

Un gran gol de Owen permite al conjunto blanco derrotar a un Valencia que pagó el miedo de su entrenador

Santiago Segurola

El Madrid administró razonablemente bien las tendencias suicidas que se apreciaron en su alineación. García Remón ha tirado por la tremenda para resolver la crisis de un equipo sin identidad: elige a los mejores y los pone a jugar. Eso influye en desequilibrios que se hacen cada vez más evidentes con la fatiga. Pero allí están todos: Guti, Zidane, Figo, Raúl y Owen. Donde no llega la táctica, sirve lo disuasorio. Eso le pareció a Ranieri. Retiró a Aimar de la titularidad y se blindó con Albelda, Baraja y Sissoko. Le quitó filo al equipo, en definitiva. Lo volvió chato, sin ninguna capacidad emprendedora, un Valencia de medio pelo que dio señales de su crisis. Ni tan siquiera aprovechó las esperadas concesiones del Madrid en el segundo tiempo, disputado en medio de la máxima agitación, con el partido roto y los dos equipos llegando al área sin apenas oposición. Finalmente el Madrid salió ganador, pero el experimento tiene fecha de caducidad. El desgaste físico es brutal y el vértigo resulta excesivo. El Madrid necesitaba un empujón para salir de su última mediocridad, y no le vendrá nada mal el entusiasmo que producen las victorias, pero la Liga necesita de una velocidad de crucero, de un paso seguro y no del dado al aire.

REAL MADRID 1 - VALENCIA 0

Real Madrid: Casillas; Salgado, Samuel, Helguera, Roberto Carlos; Guti, Zidane; Figo (Celades, m. 86), Owen (Solari, m. 60), Raúl; Ronaldo (Morientes, m. 79).

Valencia: Cañizares; Curro Torres, Marchena, Navarro, Carboni; Albelda, Sissoko (Aimar, m. 46); Rufete (Fiore, m. 46), Baraja, Angulo; Di Vaio (Mista, m. 68).

Gol: 1-0. M. 7. Zidane recoge el balón en el centro del campo, pasa a Raúl, quien mete una gran asistencia a Owen y el delantero inglés culmina con un remate colocado de puntera.

Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Sissoko, Curro Torres, Raúl, Roberto Carlos y Marchena.

Unos 68.000 espectadores en el Bernabéu.

Más información
Ranieri se guarda la munición
"Así podremos seguir igual"

Hay dos cosas que asegura la actual alineación del Madrid: partidos vibrantes y mucho descontrol. Es un equipo destinado a atacar con un número sorprendente de delanteros, incluidos los dos que juegan en el medio campo. Guti, que sin duda es el que mejor oficia como medio centro, es un media punta requerido para funciones que incluyen un gran trabajo defensivo. A Zidane, eterno media punta en la Juve, le tocan ahora largos recorridos para socorrer a Guti. Pero Zidane no tiene la energía de un juvenil, ni la querencia por una función que le abruma. Así y todo, se le vio mejorado, más optimista que en las últimas semanas. Mezcló algunos detalles excepcionales con errores imprevistos, pero fue un jugador importante en el encuentro. Zidane se asomó al área con frecuencia y estuvo bien en el papel de pasador.

En el plan de García Remón todos tienen que salirse un poco de su papel. Raúl ha cedido su posición a Ronaldo, que ha dejado su lugar a Owen. Eso significa velocidad y desmarque, algo muy conveniente para un equipo que nunca se ha caracterizado por esas dos cualidades. A Raúl le toca un trabajo muy ingrato, pero sin duda es el futbolista del Madrid mejor preparado para el sacrificio. Diez años después de su aparatosa irrupción en el gran fútbol, Raúl tiene que ocuparse de cosas que quizá nunca soñó. Frente al Valencia fue el jugador total. Tuvo el don de la ubicuidad y terminó por desarrollar una labor capital como pasador. De su sensacional pase a Owen, precedido por una virguería de Zidene, nació el gol del Madrid. A Owen también hay que atribuirle el mérito: gran desmarque, excelente aceleración y una definición impecable. Por un momento recordó al mejor Butragueño.

El tanto consagró la impetuosa arrancada del Madrid y la tristeza del Valencia, que pocas veces justificó su famoso carácter competitivo. Ranieri alineó un equipo que no invitaba al entusiasmo. Sin el lesionado Vicente y sin Aimar, condenado al indeciso papel que no merece, al Valencia le faltó claridad y determinación. Salió lastrado a jugar. Acostumbrado a vivir al borde de un ataque de nervios, Casillas disfrutó de una tranquila primera parte. No se estiró ni una vez. Su primera intervención se produjo cerca de la hora de partido, tras un duro remate de Albelda. Ranieri había capitulado y Aimar ya estaba en el campo.

Desde ese instante, el partido fue más caótico que hermoso, pero transmitió a la grada. No puede ser de otra manera con el actual Madrid, descosido durante demasiados minutos. El partido entró en un delirio: el Madrid trataba de defenderse sin especialistas y el Valencia buscaba el gol con la seguridad de recibir constantes contragolpes. Se encontró con los extraños problemas de Ronaldo ante el gol. En un partido donde Ronaldo se destacó por su inusitada actividad, le faltó cerrar alguna de sus estupendas acciones con los remates de costumbre. O sea, con el gol. Es curioso que el Madrid se aboque a partidos de muchos goles, pero los gane por la mínima. Como sucedió frente al Dinamo, García Remón se percató de las dificultades en el medio campo y dio entrada a Solari. Pero el Madrid estaba agotado. Por cada contragolpe que tiraba, el Valencia le aplastaba en el área de Casillas. Sin hacer un gran partido, Aimar jugó con la astucia que le faltó a Sissoko. Alrededor del jugador argentino comenzó la típica sensación que desestabiliza a las defensas rivales, y no digamos a la del Madrid, que no necesita mucho para entrar en crisis. Y de nuevo el equipo salió indemne en medio de tremendos sufrimientos en los últimos minutos. No es la vía más ortodoxa para la larga travesía de la Liga, pero tiene el valor de generar excitación en un equipo que parecía desplomado. Si sirve como impulso para algo notable, habrá que verlo.

Owen salta tras atrapar Cañizares el balón.
Owen salta tras atrapar Cañizares el balón.MANUEL ESCALERA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_