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Columna
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Votar

Cometí un error el otro día, hace exactamente dos domingos, en este mismo sitio, cuando dije que el referéndum del Tratado Constitucional europeo se celebraría "un lunes laboral, buscando ansiosamente votantes". Ese lunes sería el 20 de febrero de 2005, día que evidentemente, según todos los calendarios, cae en domingo. En mi agenda del año que viene, sin embargo, yo vi que el 20 de febrero era lunes, aunque la misma agenda sostiene ahora que ese día es domingo. ¿Cómo pude equivocarme? ¿Cómo vi lo imposible? Por mis prejuicios. Los prejuicios son una fuente de error absolutamente digna de confianza. Pido perdón.

Tengo el prejuicio de que votaría más gente un lunes de trabajo, y sé que el Gobierno español desearía un voto masivo y positivo. Parece también que el electorado rehuye los asuntos de Europa, frente a los que ha ido creciendo un distanciamiento endémico, casi tradicional, y en las elecciones europeas del último verano pocos se entretuvieron en ir a las urnas. La Convención que elaboró "el Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa" se proponía, entre otros nobles objetivos, acercar a los ciudadanos el proyecto europeo y sus instituciones.

Diré que, después de leer el Tratado Constitucional, tengo decidido votar y votar Sí, a no ser que me convenzan de otra cosa los argumentos de los partidarios del No, de la abstención o, incluso, del Sí. El presidente de la Junta, Manuel Chaves, inauguró este jueves en el Parlamento andaluz la llamada al voto afirmativo a la Constitución europea. "No hay alternativa", dijo Chaves: rechazar la Constitución abriría una crisis de consecuencias imprevisibles. Chaves se deja llevar por sus prejuicios y cree que los ciudadanos responderán a viejos mecanismos mentales: o votan como quiere su Gobierno, o se desatará el caos. No hay alternativa.

No creo que éste sea el motivo para votar Sí a esta Constitución. Hay alternativa: si no se aprueba la Constitución, prevalecerán los Tratados vigentes, que el Tratado Constitucional fusiona. Partidaria del No, Concha Caballero, portavoz de IU en el Parlamento, basó su argumentación en un prejuicio material, frente a la estrategia psicológica de Chaves. La gente vota con el bolsillo, debió de pensar Caballero. Con el euro todo es más caro, dijo, negando lo evidente con lo evidente: con el euro todo es más caro, pero por el momento hay suficientes euros repartidos, y la mayoría no ha vivido en la Unión Europea tan mal como vivía en la España que no votaba en Europa.

Deberían las autoridades preocuparse de que los ciudadanos conociéramos el texto del Tratado Constitucional, el contrato que aceptaremos o rechazaremos el domingo 20 de febrero de 2005. ¿Podríamos votar sin leerlo tranquilamente, reflexivamente, solos o en compañía? Las llamadas al voto que empiezan a circular demuestran la altísima consideración que los dirigentes políticos tienen de los ciudadanos en general: "Vota No. Con el euro todo es más caro". "Vota Sí para ser los primeros de Europa en votar Sí". "Vota Sí: no hay alternativa". ¿Se puede votar lo que no se conoce? (El Tratado puede encontrarse en Internet.)

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