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Maragall abre la puerta a que en sus viajes al extranjero le acompañe también Carod

Mas dice que "por lealtad institucional" no discrepará del presidente cuando le acompañe

Francesc Valls

Al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, le seduce la idea de viajar acompañado por representantes de esa Cataluña coral y plural, de todos los tonos y colores políticos que ahora avanza, según sus propias palabras. Ayer, poco antes de la medianoche en la gran capital china de Shangai, Maragall se mostró encantado con la compañía del jefe de la oposición, Artur Mas, a quien dio el trato de compañero de viaje preferente. Pero el presidente no se cerró a nuevas experiencias y dijo estar abierto a que en algunas salidas al extranjero le acompañen otros presidentes de grupos parlamentarios. Quizá tenía en mente al republicano Josep Lluís Carod.

Pero sea el líder de Esquerra o el popular Josep Piqué -el ecosocialista Joan Saura es también consejero-, les resultará difícil emular el comportamiento ejemplar de Mas, quien ayer anunció que no discreparía durante el viaje "por lealtad institucional" a las iniciativas del presidente. Alrededor de una larga mesa del hotel donde se alojan y en una improvisada rueda de prensa, ambos líderes coincidieron en la defensa de la unidad en política exterior de Cataluña.

Hay diferencias, sin duda, pero buen ambiente. Maragall se preguntó ayer por qué esas salidas al extranjero entre ambos no se produjeron en su etapa de alcalde. El entonces jefe de filas de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona, que tiene la cabeza puesta en los números, dijo: "Sólo coincidimos dos años", a lo que el ahora presidente exclamó: "¡Ah, es verdad!".

El hermanamiento flotaba en el aire, quizá por la derrota física de una jornada agotadora, quizá por contagio espiritual de esa paz interior confucionista que se respiraba en el monasterio budista de Gushan, que visitaron juntos. Es difícil el papel muchas veces de convidado de piedra de Artur Mas. Pero el líder de Convergència está llevando adelante, con temple, un reto difícil para un hombre que estuvo en el umbral de ser presidente de la Generalitat y a quien Maragall presenta como "el anterior primer ministro de Cataluña y ahora jefe de la oposición".

Pero como todo es tan nuevo en esta situación, nada impide pensar que Mas pueda cobrarse más adelante los devengos por su buen comportamiento. Sobre todo después de esta comunicación de ayer de Maragall de que se abre al libre mercado su séquito político. Pero ayer en todo caso y utilizando palabras de Jordi Pujol, no tocaba. Por eso Mas puso en marcha sus habilidades numéricas para sumar. Así dio la cifra de 9,5 millones de kilómetros cuadrados para describir la extensión de una China en la que cabe 300 veces Cataluña y, quizás pensando en Maragall, 20 veces España.

El líder de la oposición deja de acompañar al presidente de la Generalitat hoy en Shangai. Se desconoce la duración de los consejos budistas dados a ambos políticos por el guía del Gushan, el viejo Ze Zhin. En todo caso, en ese monasterio del año 908 aseguran que, como los discípulos de Buda, quienes están llamados a ejercer el poder tienen los lóbulos de las orejas largos. Mas y Maragall se los miraron, entre sonrisas, con el rabillo del ojo.

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