Interior desoyó las peticiones del CNI para buscar al jefe del grupo del 11-M

El Ministerio del Interior hizo caso omiso de las reiteradas peticiones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para que se ordenara la "urgente y prioritaria" localización del argelino Allekema Lamari, considerado el emir (jefe) del comando que ejecutó el 11-M. La primera petición se formuló en noviembre de 2003, casi cuatro meses antes del atentado, y la última el 16 de marzo, cinco días después de la matanza. Interior no se tomó en serio la implicación del argelino hasta el suicidio colectivo de Leganés, el 3 de abril.

En noviembre pasado, el CNI trasladó a Interior su preocupación por el paso a la clandestinidad de Allekema Lamari, que había salido de prisión en junio de 2002 después de que el Tribunal Supremo redujera a nueve años la pena de 14 que se le había impuesto como miembro del Grupo Islámico Armado (GIA).

El CNI tenía datos de que se encontraba en Madrid y el propósito de perpetrar un gran atentado en España, pero no lograba localizarlo por sus propios medios, dadas las grandes medidas de seguridad que adoptaba, por lo que pidió apoyo a Interior.

La demanda cayó en saco roto. El 6 de marzo, cinco días antes del atentado, el CNI insistió en la peligrosidad del argelino, y el 16 de marzo, en la primera reunión del comité de coordinación a la que fue invitado el servicio secreto, sus representantes insistieron en que Lamari estaba detrás del comando islamista.

En concreto, el CNI pidió que la foto del argelino se incluyera entre los sospechosos buscados con carácter "urgente y prioritario". Pero tampoco se atendió esta petición, pues su rastro no aparecía en la investigación policial. El pasado viernes Interior confirmó, tras las pruebas de ADN, que Lamari es el séptimo suicida de Leganés y, presuntamente, el jefe del comando.