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La derecha portuguesa en el Gobierno sufre una derrota electoral en las Azores

El partido del primer ministro mantiene el poder en su feudo de las islas Madeira

La coalición conservadora que gobierna Portugal desde abril de 2002 sufrió ayer una contundente derrota en las urnas al perder las elecciones regionales en las islas Azores. Tanto el líder del liberal Partido Social Demócrata (PSD) y primer ministro, Pedro Santana Lopes, como el líder del Partido Popular (PP) y ministro de Defensa, Paulo Portas, habían apostado por arrebatar ese gobierno regional a los socialistas.

La coalición, formada después de las legislativas de 2002, nunca ha conseguido una victoria electoral, lo que vuelve a cuestionar su viabilidad para las generales de 2006. El candidato socialista y actual presidente regional de Azores, Carlos César, consiguió la mayoría absoluta con el 57% de los votos. Los sondeos señalaban un empate y no se preveían una victoria socialista tan contundente -la mayor conseguida por la izquierda en las islas-, principalmente tras los enormes esfuerzos de la coalición.

En un frenesí inédito en las regionales portuguesas -que se limitan a los archipiélagos de Azores y Madeira- Santana Lopes y Portas participaron en varios actos de campaña. El primer ministro y el ministro de Defensa eligieron un mitin en las Azores para anunciar la bajada de impuestos y el aumento de los salarios de la Administración Pública en 2005, en un discurso que quiso dar a entender que la crisis económica portuguesa de los últimos dos años terminó. Presentaron, además, una importante lista de promesas para las Azores, como numerosas obras públicas, el perdón de una deuda financiera al Estado y una disminución de las tarifas aéreas. Los dos destacaron que es siempre más beneficioso tener un gobierno del mismo color que el del Ejecutivo central, ahora que ahora hay en Bruselas "un amigo" del Gobierno, en referencia a José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea.

Ganar las Azores era importante para la coalición gubernamental porque, hasta ahora, no ha logrado acallar las críticas de la oposición, que denuncia que este Gobierno no tiene el respaldo del electorado. La primera vez que el PSD y el PP se presentaron juntos en unas elecciones fue en junio, en las europeas. Entonces, la derecha sufrió la peor derrota de la historia de la democracia en Portugal y muchos dirigentes del PSD empezaron a cuestionar el interés de mantener la coalición con el PP, ya que parece que juntos consiguen menos votos que por separado. Las elecciones regionales llegan en un mal momento para el Ejecutivo y para el primer ministro. Para el Partido Socialista, una victoria en la Azores era muy importante, porque era la primera vez que la nueva dirección del partido, liderada por José Sócrates, disputaba unas elecciones.

En el archipiélago de Madeira, el eterno presidente regional, Alberto João Jardim, del PSD, que lleva 28 años en el poder, consiguió su octavo mandato y con una ya clásica mayoría absoluta. Jardim logró el 53,6% de los votos, mientras que los socialistas alcanzaron su mejor resultado en las islas con un 27,5%.

Jardim realizó una campaña electoral algo excéntrica, al menos para quien desconoce su estilo. Hizo una media de cinco inauguraciones diarias, se hizo acompañar por un grupo de circo -llegó a montarse en un elefante- e insultó a los periodistas, a sus rivales y a la clase política para concluir que el Estado "está dominado por una mafia". Jardim acabó por advertir a la clase política de Lisboa de que el Gobierno de Madeira "manda, desde el fondo del Atlántico hasta el cielo estrellado" del archipiélago.

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