Los disidentes cubanos piden consenso a los partidos españoles

Mientras las autoridades de La Habana mantuvieron ayer silencio sobre su prohibición de que entrara en la isla, el pasado viernes, el diputado del PP Jorge Moragas, miembros de la disidencia, de varias tendencias, pidieron a las fuerzas políticas españolas que no conviertan los asuntos relacionados con Cuba en materia de política interna, ya que eso no beneficia al pueblo cubano. Martha Beatriz Roque, Vladimiro Roca y Elizardo Sánchez, opositores que tenían previsto reunirse con Moragas, consideraron que lo sucedido demuestra que el Gobierno cubano "no está interesado en ningún tipo de diálogo", ya que no acepta reconocimiento alguno de la disidencia ni abandonará su "vocación represiva".

Vladimiro Roca, del movimiento Todos Unidos, criticó al Gobierno español por no haber "conciliado" su política hacia Cuba con el PP. "La división sólo favorece al régimen de Castro; hay que conciliar una sola política, basada en la defensa de los derechos humanos y de las libertades, y no cambiar la actual política europea hacia Cuba". Roca defendió que "no se puede tratar de quedar bien con todo el mundo, porque al final se queda mal con todos".

Para Dimas Castillones, dirigente de la Corriente Socialista Democrática, cercana a las tesis del PSOE, hubo un error inicial de la UE, "que fue presentar las invitaciones de los disidentes a las embajadas europeas como una sanción en represalia al encarcelamiento de 75 opositores".

Y ahora, añade, el que se convierta la política respecto a Cuba en arma arrojadiza entre los partidos españoles "no beneficia a nadie". Castillones subrayó el hecho "curioso" de que "cada vez que hay una posibilidad de acercamiento entre la UE y Cuba, en la isla ocurre un incidente que lo paraliza todo".