"Mi punto fuerte es la cabeza"

Rafa Nadal es templado. Un chico sin frío ni calor. Aguarda en un almacén, recostado sobre un montón de rollos de papel, a que termine la entrevista. A mitad de la charla una escalera de metal amenaza con caerle sobre la cabeza. Ni se inmuta. Y es que la característica más acusada de Nadal (Manacor, Mallorca, 1986) es ese equilibrio sorprendente en un chico de 18 años. Una templanza que ya le ha hecho ganar dos puntos decisivos en la Copa Davis. Número 46 de la ATP, hoy se estrena en el Masters Series de Madrid en el dobles con Robredo; mañana lo hará en individuales contra Davide Sanguinetti. "No será fácil derrotarlo", dice del italiano.

Pregunta. ¿Ya ha pasado de ser un chaval prometedor a un tipo mediático?

"Vivo con intensidad los partidos, aunque Robredo y yo somos igual de luchadores"

Respuesta. El tenis es un deporte con mucho seguimiento y, la verdad, desde que saqué el punto decisivo en la Copa Davis [en tierras checas contra Stepanek] sí que soy algo más en un personaje famoso.

P. ¿Le queda mucho margen de mejora por su juventud?

R. Tengo que mejorar en casi todo, en el saque, en la derecha,... en todo.

P. Pero se supone que en poco tiempo usted será mucho mejor. Santana dice que en cinco años será el número uno del mundo...

R. Todo el mundo se puede estancar. Da igual la edad que tengas.

P. Pero usted ni siquiera está hecho físicamente...

R. Me falta desarrollar más fuerza y eso, seguramente, me hará ser mejor.

P. Y ha sido el más joven en debutar con la selección en la Davis...

R. Bueno, sólo es un dato.

P. ¿Cuál es su punto fuerte?

R. Lo que mejor tengo es la cabeza.

P. ¿Cómo empezó a jugar?

R. Mi tío [Toni Nadal] es profesor de un club y yo me acercaba por allí un par de veces por semana. Después, poco a poco vas viendo que te puedes dedicar a ello profesionalemente.

P. Y ya ha cumplido ese sueño.

R. Bueno, mi sueño, en realidad, era ser futbolista profesional, como mi tío

[Miguel Ángel Nadal, ex jugador del Barcelona y actualmente en el Mallorca].

P. Pero usted también ha contado con otra ayuda, la de su amigo Carlos Moyà.

R. Es cierto, gracias a él me he introducido mucho más rápido en el circuito, sin necesitar tanta adaptación. Sentí mucho ganarle en el Masters Series de Hamburgo, pero así es este mundo.

P. ¿Qué es lo que más admira de Moyà? Según él usted va quemando etapas que no es normal.

R. Su sencillez; yo parto de la base de que hay que estar con los pies en la tierra. Es fundamental.

P. Dicen de usted que es muy impulsivo en la pista, y de Robredo, su compañero de dobles, que es más sobrio.

R. Aunque viva con más intensidad los partidos, los dos somos tranquilos y a la vez muy luchadores. Por algo nos compenetramos bien en la pista.

P. También se defiende bien solito; por ejemplo, usted ha ganado ni más ni menos que a Roger Federer, el número uno.

R. Fue una sensación increíble, como estar en una nube, y encima en un torneo como el de Miami, el más importante después de los Grand Slam. Sí, me salió un partido bueno.

P. ¿No es muy duro para un chaval estar siempre por ahí, de hotel en hotel?

R. Para mí no. Lo vivo con naturalidad. Es mi trabajo y ojalá siga siéndolo durante mucho tiempo.

P. Pero echará de menos a su familia...

R. Sí, se hace duro estar lejos de ellos, pero bueno, hay muchos españoles en el circuito.

P. ¿Y cómo pasa el tiempo?

R. A veces, con los videojuegos.

P. ¿Qué opinión tiene de su yo virtual?

R. ¿Pero ya ha salido mi personaje? Yo juraría que no".