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Crónica:FÚTBOL | Séptima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Urzaiz resuelve un embrollo

Los jueces de línea estropean un partido muy hueco

Fieles al guión, presumiblemente en la primera mitad el Athletic iba a atacar y el Málaga a defender. Como hace veinte años, treinta o cincuenta. ¡Qué inventen ellos!, dice el visitante. ¡A por ellos!, dice el anfitrión. Si, pero no. Porque el fútbol se ha convertido en algo más sutil que una consigna. Y por eso el Athletic, con muchos delanteros y presumiblemente conjurado para ganar por las urgencias clasificatorias, era incapaz de promover una ocasión de gol y el Málaga, extrañamente acomodado en la parte alta de la tabla y lleno de futbolistas defensivo (siete ayudados por los otros cuatro) defendía mal, sin orden, sin clase, atropelladamente.

Con San Mamés medio lleno, dormido, aburrido, llegó el momento de gloria de los jueces de línea -auxiliares, se les llama ahora en un eufemismo insufrible-. No hay como tener uno normal y uno malo para volverse loco. Daudén Ibáñez, que nació para buen árbitro pero se perdió en el camino, explicó ayer por qué: tiene un juez de línea, Martínez Samaniego, que juega por el extremo del que ataca que corrobora en cada acción la insoportable importancia del árbitro auxiliar. En cinco ocasiones intervino y se equivocó en cuatro fueras de juego, que no eran, del Athletic para escarnio de la grada. La que acertó, tardó unos segundo en decretarla. Falta de costumbre, extrañado como un jugador con mala fortuna.

ATHLETIC 1 - MÁLAGA 0

Athletic: Aranzubia; Iraola, Murillo, Prieto, Del Horno; Etxeberria (Felipe, m. 87), Gurpegui, Orbaiz, Arriaga (Jonan, m. 63); Yeste y Urzaiz.

Málaga: Calatayud; Gerardo, Juanito, Fernando Sanz, Valcarce; Romero; Edgar, Miguel Angel (Juan Rodríguez, m. 79), Leko (Manu, m. 72), Duda (Luque, m. 66); y Wanchope.

Gol: 1-0. M. 33. Libre indirecto que ejecuta Yeste y Urzaiz cabecea anticipándose a la defensa, muy estática

Árbitro: Daudén Ibáñez. Amonestó a Yeste, Aranzubia, Prieto, Del Horno, Valcarce, Wanchope, Duda y Romero.

Unos 30.000 espectadores en San Mamés.

Hasta entonces, hasta que el tal Martínez decidió que había encontrado sus minutos de gloria, no había pasado nada, que el fútbol era una caraja, jugado a ritmo de samba, pero sin gracia, y con el centro del campo de ambos equipos tan desdibujado que se confundía con el color del césped.

Yeste, fiel a su condición metrosexual, había estrenado unas extensiones de colores para alimentar su book style, algo que últimamente le preocupa más que a Beckham, empeñado en sobrepasar sus estridencias. De pronto tuvo un acceso de interés futbolístico y enroscó un centro desde la derecha que Urzaiz cabeceó como quien lava. Siempre Urzaiz, que ni siquiera se ríe con esos goles. Sonríe, se da un golpecito en el pecho y parece decir: 'Es así de fácil'. El Málaga, lleno de defensas, aún le está buscando. Parece mentira que aún no sepan de dónde salió esa mole que primero les marcó el gol y luego les despejó todas las acciones ofensivas a balón parado. Todas.

El Málaga se equivocó abundantemente. Primero alineó a Wanchope, que no estaba para nada. Sólo hubo noticias suyas en una falta clamorosa a Murillo, tras un fallo espeluznante de Aranzubia, que Dauden, a cinco metros, dio gol y luego le rectificó el linier normal, el asturiano Novoa Robles. Mala suerte para el Málaga. De haberle tocado el otro juez de línea, más dado al marujeo para pasar a la historia, ahora celebraría un punto. La falta era evidente, casi clamorosa, pero ya se sabe que en esos casos la insoportable levedad del juez de línea te puede llevar a casa o al huerto. Según el día, según el juez del contencioso que te pille. Por lo demás no pasó nada. Malos equipos, mal partido, un buen delantero centro -Urzaiz- y nada más que justificara el precio de una entrada rebajada.

Urzaiz se prepara para rematar, acosado por Fernando Sanz.
Urzaiz se prepara para rematar, acosado por Fernando Sanz.TXETXU BERRUEZO

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