Cita en San Siro
Vencedor indiscutible del derby, el Barcelona ha completado uno de sus mejores inicios de Liga. Únicamente en seis ocasiones había encadenado seis victorias y un empate en los siete primeros partidos del campeonato. Aunque el liderato avale su marcha, el trayecto es todavía demasiado corto para sacar grandes conclusiones. Pero el extravío de los últimos cinco años anima al equipo a perserverar en el camino emprendido, salpicado, por lo demás, de circunstancias que refuerzan su optimismo. Los azulgrana han salvado partidos de todos los pelajes. Han ganado jugando muy bien a fútbol -frente al Zaragoza-, sacaron adelante encuentros de engorro -el del Numancia- y resolvieron otros con tanta suficiencia que administraron fuerzas de cara a envites mayores -contra el Espanyol, en vísperas de la Liga de Campeones.
Pese a tener a las lesiones, los azulgrana han encontrado a un jugador distinto para resolver cada encuentro, y a Iniesta para adornarlos. El frentre de ataque estan variado que si Giuly parecía un futbolista indispensable hasta que se lesionó después se presentó Larsson como solución para los problemas más domésticos mientras Eto´o y Ronaldinho se reservan para las grandes empresas, partidos que requieren de un plus para ser resueltos, más exigentes que el del sábado, en que le alcanzó un rebote del fabril Deco.
A excepción del partido contra el Atlético, en que un error defensivo de Edmilson ante un saque largo del portero le llevó a firmar el empate, al Barcelona nunca le ha faltado un gol para cantar victoria. Solidario por excelencia, el equipo dispone de múltiples recursos ofensivos. Desde el lateral derecho al extremo izquierda, cualquier jugador es capaz de marcar. Aunque desde una organización discutible, con dos delanteros centros en las bandas y un media punta como falso delantero, le resulta fácil crear situaciones de superioridad y generar ocasiones.
No tienea aún el Barcelona el encanto del dream team de Cruyff ni tampoco es tan mecanizado como el de Van Gaal. Rijkaard se ha situado en un punto medio a partir de un juego que por la implicación de sus protagonistas se diría que pretende ser el fútbol total. Las individualidades están al servicio de una idea. El Barcelona transita por una vía parecida a la que ha seguido el Milan. Uno y otro son equipos que se imponen por su capacidad para tener la pelota: fuertes defensivamente, intentan desequilibrar en la divisoria, conscientes de que sus delanteros resuelven con relativa facilildad. No es extraño que manejen conceptos similares porque ambos están manejados por entrenadores que coincidieron en el laureado Milan de Sacchi. De Ancelotti se diría que es el menos italiano de los actuales técnicos del calcio y Rijkaard acostumbra a ir a la suya por muchos parientes que se le busquen y encuentren.
El encuentro del miércoles en San Siro, por tanto, reúne todos los alicientes posibles desde el bando del Barça: es una oportunidad única para medirse al equipo al que de alguna manera le gustaría parecerse para después poder batirle y finalmente superarle.
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