Capital riesgo con liquidez diaria a través de sociedades cotizadas

En las bolsas existen pocas sociedades dedicadas a la inversión en capital riesgo. El mercado español cuenta desde 1997 con Dinamia Capital Privado como novedosa fórmula de poder participar en ese negocio con las características propias de la inversión bursátil. En lo que va de año esta compañía ha conseguido una revalorización del 8,41% en el mercado continuo español

El objetivo principal de Dinamia, según ellos mismos declaran, es proporcionar a sus accionistas un vehículo, fiscalmente eficiente, que ofrezca la oportunidad de invertir en una cartera diversificada de empresas no cotizadas, con las ventajas que ofrece el mercado bursátil en cuanto a transparencia y liquidez. Ésta es una de las principales ventajas frente a la entrada en fondos de capital riesgo, que, además, tienen límites importantes por los elevados volúmenes que exigen para participar. Este tipo de inversiones, que tardan como mínimo tres años en madurar, dificultan la liquidez que se consigue comprando una acción cotizada.

La actividad ordinaria de la sociedad consiste en la compraventa de participaciones en el capital de empresas no cotizadas con el objetivo final de obtener plusvalías a medio y largo plazo. La actual cartera de inversión de Dinamia está compuesta por el Grupo Segur, Ibérica General de Alquiler de Maquinaria (GAM), High Tech Hoteles, People Communications, Borrás, la química Undesa, NetTV, el fabricante de pinturas Robbialac, Industrias Anayak, la bodega Arco, Capital Safety Group, el grupo alemán Woolworth y la firma de lencería Marie Claire.

Mark Heappey, consejero delegado de la firma británica de capital riesgo 3i, que cotiza en la Bolsa de Londres, apunta, además, que la cotización bursátil es muy positiva para la propia actividad de capital riesgo, ya que se consigue financiación en el mercado recurriendo a las ampliaciones de capital. Una entrada de dinero que tiene voluntad de largo plazo y que sirve para realizar futuras adquisiciones. Heappey ve, pues, ventajas tanto para la propia empresa como para el inversor.